martes, 31 de agosto de 2021

VLADIMIRO MONTESINOS CONTRA HÉCTOR BÉJAR (170821)

La guerra se la ha jurado la Marina unilateralmente al nuevo gobierno y su jefe Vladimiro Montesinos sigue despachando desde la BNC. Quienes deben renunciar son los jefes de Marina no H. Béjar. Esta campaña sucia de sacar declaraciones fuera de contexto y del tiempo, porque son antiguas, es hechura de Vladimiro Montesinos. 

El canciller Béjar, desde que ha asumido el cargo, no ha hecho declaraciones. Siguen juzgándolo por su pasado, mas no por la gestión presente. ¿Y qué hay detrás? No el desprestigio de la narco-terrorista Marina de Guerra, por demás demostrable, sino la agenda de Washington en las Relaciones Exteriores de cada país que es su patio trasero, la salida del Grupo de Lima, el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Venezuela, etc. Eso es lo que está en juego, no las estupideces que esgrime un comunicado de Marina, que no debe intervenir ni cogobernar con el Legislativo.

El terrorismo en el Perú no se inició en 1980 ni fue patrimonio exclusivo de Sendero. El terrorismo es una práctica en manos de derechas, izquierdas o ambidiestros. La Marina practicó el terrorismo en los años 70' contra los hogares de oficiales velasquistas y embajadas de países socialistas. Las declaraciones de Béjar sobre ello son de hace medio año y las culpas subversivas de Béjar son de hace medio siglo. 

Cuando las FFAA ingresan a la guerra interna en los 80' la Marina desempeñó un rol terrorista contra la población civil desarmada. Esta institución -además- tiene un prontuario policial como pasado, por su participación directa en el narcotráfico utilizando las naves del estado peruano. 

Si el actual gobierno se deja bajar uno de sus ministros, ya perdió. Aquí el que pestañea muere y el que flaquea ante la primera amenaza ya fue. 

La defensa de Héctor Béjar no se debe a un simple capricho, sino que él representa una larga tradición histórica de lucha de nuestros pueblos y la probidad moral del académico entregado a la educación superior, con logros reconocidos.

Para los ingenuos, civiles o militares, la elección de Héctor Béjar significa una derrota política del carácter contrasubversivo de las FFAA en el Perú, porque estarían reconociendo el derecho de los ex-subversivos a hacer política. Béjar sería el Mujica peruano, con la diferencia que los militares mismos le otorgaron una ley de amnistía en 1971, con el voto de la Marina. 

Pero ya sabemos lo que hay detrás: el cambio de ruta en las RREE del Perú y el fortalecimiento de un frente antiimperialista de países de América del Sur. El resto es milonga.

El Perú ha espectado en la campaña electoral de este año la descarada participación con niveles de máxima decisión del preso Vladimiro Montesinos, desde su call-center privado con auspicios de la Marina. ¿Cuántos oficiales y subalternos procesados por esta bochornosa corruptela? ¿Y esa misma Marina genuflexa ante un preso, más allá del acta de sujeción que firmaron Montoya y compañía, va a juzgar lo que dijo Béjar en campaña? El traidor a la Patria, Vladimiro Montesinos, debe ser declarado jefe político de la Marina de Guerra del Perú. El deshonor es su divisa. (DC)

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