martes, 31 de agosto de 2021

LA DEMOCRACIA BURGUESA SE DESCARTA A SÍ MISMA (20/08/21)

Los clásicos del marxismo recomiendan que los revolucionarios nunca pasen por alto la experiencia de las masas. No podemos suplantarlas, tampoco "ilustrarlas" y menos imponerles un programa, un plan o una estrategia. Es necesario que las masas aprendan en la propia praxis que esta no es nuestra democracia y que por este camino no se llega a la victoria definitiva sobre el capitalismo. Sin la experiencia directa de muchedumbres y generaciones, toda revelación es inútil. Una novísima generación que se tumbó al gobierno falaz de Merino y que antes se había tumbado a la Ley Pulpín, ahora completa su aprendizaje acerca de la democracia burguesa. Era necesario participar en esta para descartarla. La agresión del Legislativo y de las FFAA contra el primer presidente de izquierda en la historia del Perú, el boicot económico que recién comienza, el enfrentamiento de matones y cuadrillas anticomunistas, el monopolio mediático, la dictadura del pensamiento único y la fascistización del país, es una escuela irrepetible que dejará muy en claro a millones de jóvenes que la tarea insurreccional es el eje principal del programa de poder. El fascismo nos impone la violencia, el caos, la ingobernabilidad, el alza de precios, la desestabilización. La derecha en todos sus matices elogia al camino democrático liberal como la mejor opción, pero cuando los resultados le son adversos, patea el tablero y pone en cuarentena sus propias tesis. Está claro que no tolerarán un gobierno de izquierda y que antes de la proclamación usaron todas sus armas vedadas, todos sus gazapos delictivos, todas sus intrigas y argucias. Montesinos desde su call center en la "cárcel de máxima seguridad" regentada por la Marina, dirigió descaradamente la campaña de Keiko Fujimori. Dio directivas, órdenes y recomendó corruptelas. Luego sigue dirigiendo la agresión de la Marina contra el gabinete Bellido, porque los oficiales que le juraron lealtad a un traidor a la Patria, al menos le son leales a él, ya que no a su Patria. Estamos ante un nuevo arsenal distinto al de la proclamación, pero los instrumentalistas son los mismos. Está claro que marchamos hacia una confrontación mayor y que se iniciará cuando perfeccionen el mecanismo de la vacancia presidencial. La vanguardia del pueblo no está constituida, pero puede constituirse. Lo más importante es el grado de conciencia que alcancen las masas previamente a esa gran confrontación. Los tres partidos de la izquierda legal, solo son inscripciones en el JNE, mas no son maquinarias conspirativas con militantes disciplinados y dispuestos al combate. La calma chicha, la molicie, la abulia de sus directivos parece haberse empantanado en la embriaguez electoral y en las posibilidades de tener algún ministerio, pero no se dan cuenta que la verdadera batalla está ante nuestras narices: elecciones 2022 municipales y regionales, porque no hay otra forma de oponerse a un Parlamento hostil si no se crean órganos de poder popular y democracia directa de masas. Y pasan los días y el cojudómetro está a punto de reventar, el pueblo que los eligió los ve deshojando margaritas mientras la derecha se arma y convoca a quienes han sido convencidos por su prédica reaccionaria, multiplicada en todos los canales de TV y en todas las carátulas de medios escritos. Pero nuestra izquierda no quiere hacer prensa, no señor. Primero los chilenos antes que Piérola. Si no la hacen los dueños de la pelota, no la hace nadie.   Y quienes pueden financiar una campaña periodística de izquierda y que han perdido los últimos 15 años rascándose las mollejas, son incapaces de enmendar el camino, ahora que es urgente. Ya se bajaron a Héctor Béjar movilizando a un amplio sector de público con mentiras (prensa) y, lo peor, dejaron que se lo bajasen. Quien cede uno, cede ciento. Que este gobierno no espere que ese pueblo que lo eligió y que no se siente representado por él, salga a defenderlo. Puede voltearse la página de la historia e ir hacia horizontes más audaces después de superar una democracia agonizante. Espero que sí.

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