martes, 31 de agosto de 2021

EL PUEBLO NECESITA QUE LA IZQUIERDA GOBIERNE (30/08/21)




La izquierda está llena de cuadros capaces y competentes. Al presidente Castillo solo le hace falta convocar a los talentos de la izquierda para tener equipos de profesionales hábiles para empuñar el timón de todos los ministerios. Fue una buena muestra de pluralismo inicial ensamblar un primer gabinete ministerial con cuadros de Juntos por el Perú y de Nuevo Perú, además de personalidades que valen por sí solos en sus respectivas áreas. Si quiere gobernar, Castillo tendrá que interiorizar una suerte de darwinismo político que impone la supervivencia de los más aptos y la extinción de los ineptos. Así de drástica es la cosa y la política no cree en lágrimas ni en conmiseraciones ni en sentimentalismos. Las lealtades grupales, amicales y familiares no garantizan el éxito, sino más bien lo anulan. La reciprocidad caudillo-clientela, también. 


El caudillismo fue y es el peor veneno de nuestras izquierdas. Hoy la política depende más de los caudillos que tienen inscripción y dinero para decir quién va y quién no va a competir por curules, luego por ministerios, después por gobiernos regionales y locales. El pueblo no decide. Solo aplaude, lleva la banderola, hace pegatinas y pintas. La legislación electoral heredada del fujimontesinismo, condenó a los peruanos a no militar en partidos sino en inscripciones y vientres de alquiler. Y eso no puede llamarse militancia, pues. Haber reducido la política a las leyes del mercado perjudicó la perdurabilidad y continuidad del modelo demoliberal. ¿Es el neoliberalismo la negación de la democracia liberal? La respuesta es "sí", tal como los monopolios son la negación de la libre competencia del capitalismo temprano. 

Para recuperar la esencia de la vida partidaria, se necesita participación directa de los militantes mediante congresos, asambleas, plenarias, etc. Se necesitan militantes, seres comprometidos en actitudes y consciencia. Los dirigentes surgen de la democracia interna de los partidos, no como dueños de una inscripción.  

Mientras recuperamos esa esencia de la vida partidaria, hay que hacer gobierno. Ya está allí un presidente elegido por el voto antineoliberal, antisistémico, antidictadura, y no hay tiempo de filosofar. De la eficacia de este gobierno, depende el futuro de la izquierda como alternativa para el resto del siglo XXI. Entonces, no podemos jugar al caudillismo y menos al sectarismo. Pedro Castillo y el partido que lo llevó, Perú Libre, tienen que aprender a organizar consensos de amplia convocatoria, que no es otra cosa que una sana política de Frente Unitario Político y Social. Si los expertos en los diferentes temas de gobierno están en otros partidos de izquierda, pues hay que abrirles las puertas. No es aventurado pensar que los siguientes gabinetes serán más plurales que el primero y que Juntos por el Perú como Nuevo Perú tendrán más protagonismo. 


Ollanta Humala prometió el "Gran Cambio" y no pudo hacer ni el 1% de la transformación por tener un parlamento hostil, pero tampoco supo gobernar con política de Frente Unitario de izquierdas. Sendero Luminoso fracasó y fue derrotado, entre otros factores, por una falta de política de frente único: se olvidó de lo que dijo Lenin, sobre que los comunistas jamás hacen solos la revolución. Ahora PL puede cometer el mismo error si piensa que como partido está facultado para gobernar y que solo PL resolverá los mortales desencuentros entre buenos deseos y realidad concreta. 


Si la derecha se ha propuesto fascistizar el país, el gobierno de Castillo debe demostrar firmeza en sus decisiones. No está bien ceder a cada campaña periodística para tumbarse un ministro. Ya nos quitaron a Béjar y lo dejaron solo, lo mismo acaba de pasar con el ministro de Trabajo y seguirán imponiendo su voluntad quienes perdieron las elecciones. La fiscalía decide allanar los locales de PL y todavía soportamos la alianza entre la Marina y las bancadas más reaccionarias del Legislativo que juegan a la vacancia presidencial. Si el Ejecutivo cede con tanta facilidad, ningún sujeto que se respete va a querer ser ministro. Para que continúe gobernando le hará falta una política articuladora de lo distinto que reúna a toda la izquierda sin excepciones y a todos los sectores sociales que hicieron posible su triunfo electoral. ¿Quién va a salir a defender aquello de lo cual no se siente parte?

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