Esta fue una polémica muy favorable a la candidatura de Pedro Castillo. Él fue el vencedor, no cabe duda. Antes que empiece el debate, Keiko tenía perdida la batalla. ¿Por qué? No es necesario ser sabio para dilucidar que la candidata de la corrupción no puede representar a un pueblo que pide combate a muerte contra ese mismo flagelo que nos ha dejado sin hospitales, oxígeno, camas UCI y vacunas. El pueblo sabe que la corrupción existe antes y después del gobierno de su padre, Alberto Fujimori, pero nunca, en ningún momento de la historia republicana fue tan abiertamente descarada como entre 1992 y 2000. El pueblo sabe que la precarización del empleo y el saqueo de nuestros recursos naturales están respaldados por una Constitución hecha por la dictadura de su padre. El pueblo sabe que la privatización a ultranza se inició con la dictadura fujimorista. ¿Qué más sabe el pueblo? Que la familia Fujimori, así como la familia de Alan García, ya no tienen por qué trabajar, y que no devolverán los millones usurpados a todos los peruanos.
Pedro
Castillo recordó cada uno de estos detalles a Keiko Fujimori, pero ya no era el
Pedro Castillo que conocimos en la primera polémica. Resultó con más aplomo,
menos equivocaciones, más precisiones y aciertos. Se nota que la participación
en política significa una cátedra vivencial que deja huella y que un equipo
asesor está funcionando.
Keiko
repitió tópicos ya conocidos, recetarios que el público viene escuchando en las
últimas tres o cuatro campañas electorales en bocas distintas como la de la
misma Keiko, PPK, Alan García, y todos aquellos que en nombre de partidos
perdedores pretendieron representar los mismos intereses del capital privado
sin control del estado. Pero agreguemos las novedades de esta polémica. Keiko
fue más populista y demagógica que todos sus antecesores, poniendo en su propia
boca las frases, slogans y promesas que la derecha condena abiertamente. En su
discurso, el populismo inflacionario estuvo de fiesta.
La obsesión
por Cerrón: en algunos momentos delirantes, invocaba a Cerrón como si fuese su
opositor en esta polémica, incluso llegando a llamar a Castillo por ese
apellido: "señor Cerrón". Resulta que a vistas de ciegos, la
pretendida acusación de corrupción contra Vladimir Cerrón resultaría ser el
0.001 % de la corrupción generada por el fujimorismo durante y después de la
dictadura de su padre Alberto Fujimori. Keiko estaba polemizando con Castillo,
no con Cerrón a quien le buscó polémica en Huancayo sin ser él el candidato.
Tremendo papelón.
El
terruqueo de la lista de PL: Keiko acusó a un buen porcentaje de la lista de
candidatos de PL de ser miembros del MOVADEF, supuesto organismo de fachada del
PCP-Sendero Luminoso. Este era un argumento esperado por el amplio público y
desesperado por parte de la candidata de la narco-plutocracia. Castillo no le
tomó en cuenta este desvarío, porque contestarle serían minutos menos para
decir lo principal y atender lo secundario.
"Usted
ha dejado abandonados a sus alumnos", dijo la señora K, lo mismo que
equivale a decir: usted hizo abandono de su trabajo, cuando sabemos que Pedro
Castillo ha pedido licencia. Cuando un maestro recurre a este derecho, pues es
reemplazado por otro maestro. La señora K no tiene a quién pedir licencia,
porque no trabaja.
"Somos
muchas las mujeres en este país que trabajamos": aquí sí que se rompió el
estupidómetro, porque bien sabemos que la señora K jamás ha trabajado y su
esposo yanqui tampoco tiene empleo conocido, ni oficio ni beneficio. Pudieron
hacerle un currículum ficticio los últimos 20 años, incluyéndose en las
planillas de cualquier empresa de sus familiares. Pero tienen a su vez a toda
la familia perseguida por escándalos de corrupción y fuera del país. Keiko dijo
que iba a echar a andar un programa para los jóvenes llamado "Mi primera
chamba": le cae a pelo, porque no le conocemos ninguna. por fin tendrá su
primer empleo. Castillo replicó refiriéndose a: "personas que nunca
trabajan" y "los que sabemos trabajar": bien, pero muy bien.
"Nuestros
ancestros incaicos" dijo Keiko: el mayor engaño al pueblo peruano fue la
nacionalidad de Alberto Fujimori, quien tenía muchas dificultades para
pronunciar palabras castellanas y construir frases. Sin embargo, las redes
delincuenciales de Vladimiro Montesinos le inventaron una partida de bautizo en
la parroquia de Montserrate donde decía nacido el 28 de julio. ¡Milagro!...como
las imágenes sagradas que lloraban (en casas de fujimoristas). Keiko Sofía
Fujimori Higuchi no tiene ancestros originarios del Perú a quienes invocar.
Esta es una pieza de demagogia que ni el más ingenuo militonto de causas
progres puede pasar por alto. Tampoco el más ingenuo fanático fujimontesinista.
Prometió
Keiko pagar 10 mil soles a cada familia que ha perdido un pariente por causa
del covid 19. Esto sí fue demagogia pura, porque quien denunció como demagogia
populista los bonos prometidos por la ex candidata izquierdista Verónika
Mendoza, ahora propone crear una cantidad astronómica de gasto sin respaldo
real, o sea la política de la maquinita que genera inflación. 120 mil fallecidos por 10 mil soles por familia, da la friolera suma de 1120 millones (mil ciento veinte millones). ¿De dónde saldrá ese dinero? Es como prometer
la compra por parte del estado de seis millones de computadoras laptop o
tablets para los escolares que deberían recibir ya clases virtuales. Se admite
en un discurso inflacionario y populista, pero no en boca de una privatista
fanática del libre mercado y opositora al proteccionismo. Si sumamos en
aritmética simple los millones que costarían sus promesas, estaríamos llegando
a lo absurdo que condena el liberalismo económico. Pero ella, Keiko seguía
prometiendo préstamos de dinero a las pequeñas empresas que serían solo
cobrables a partir del 5° año de adquiridas. Díganme si esto no es demagogia
populista.
"Usted
habla en nombre de los hombres, olvidando a las mujeres", dijo K, y quiso
hablar como portavoz de las mujeres peruanas, a lo cual Castillo replicó: ¿Cómo
va a hablar en nombre de la mujer quien permitió la esterilización forzada de
miles de peruanas durante la dictadura de su padre y no denunció que su madre
estaba siendo torturada y electrocutada? Estos son pasivos con los que carga la
candidata antes del minuto cero de la polémica. La K no puede hablar en nombre
de las mujeres que trabajan y tampoco en nombre de la mujer en general.
Como
decíamos al comienzo, la señora K tenía la polémica perdida antes que se
exhibiera ante cámaras. Pedro Castillo demostró haber superado ciertas
dificultades de discurso y no desaprovechó ocasiones de vulnerabilidad de su
oponente como en la primera polémica que recordamos como “lamentable”. Pero hay
un pueblo que ya está ejerciendo su derecho a elegir en calles y plazas, y la
diferencia con los mítines y marchas fujimoristas es notable. A ese pueblo le
interesa un comino los resultados de esta segunda polémica, más bien viene a
reforzar su vocación antisistémica, sus ganas de mandarlos a todos a la m... y
de elegir a alguien que se les parezca, ya sea racialmente, culturalmente o
laboralmente. La posición de Pedro Castillo conlleva todo un contenido de
clase. Ese es el milagro llamado Pedro Castillo, algo que ni la propia izquierda,
-nosotros- no supimos prever. Ahora sí cierro diciendo con ganas: ¡VENCEREMOS!
(DC)