El indulto
es un insulto para todo ser pensante, consciente de nuestra realidad y que sabe
evaluar las consecuencias que trajo la dictadura de Fujimori y Montesinos. Ayer
fuimos a una marcha contra el indulto del exdictador, hoy preso por delitos de
lesa humanidad. Pero no salimos contentos. Nos falta y mucho para articular una
seria oposición que convoque no solamente a los miles de movilizables sino a las multitudes que ayer no se movilizaron.
La dictadura
fujimorista fue el resultado de una estrategia contrasubversiva y el mejor
pretexto-contexto para la aplicación del modelo neoliberal. Bajo la más
precaria democracia, era imposible aplicarlo. Bajo un estado de derecho, era difícil
arrasar precisamente con esos derechos que pulverizó el neoliberalismo. Una vez
recuperado el estado de derecho, los siguientes gobernantes y la “clase
política” continuó con el modelo instaurado sin modificaciones. Solo cambió el
rostro. Y el rostro del japonesito sonriente sigue seduciendo a un amplio
público de los estratos más deprimidos.
AUGE Y
POPULARIDAD DEL DICTADOR
El autogolpe
fue saludado con vítores y aplausos a nivel nacional e internacional. No hubo
medida más popular que la disolución de las dos cámaras parlamentarias. La
mayoría de peruanos odiaba a los diputados y senadores de todas las bancadas.
Repudiaba a los partidos y a “los políticos” en general. El fuji-shock
económico fue celebrado como una revolucionaria vuelta a la realidad para que
las cifras se tiñan de azul y la economía peruana ponga los pies sobre la
tierra. Las capturas de líderes terroristas, los juicios sumarios por jueces
encapuchados, las leyes de arrepentimiento y colaboración eficaz, la deserción
y la delación oficializadas, hizo poner de pie a un público mayoritario que aplaudió
hasta enrojecerse las manos. La fingida persecución y promesa de enjuiciamiento
del ladrón y asesino Alan García, ganó más aplausos. Por fin alguien ponía
orden, eso decían. Por fin el Perú alcanzaba la tan ansiada gobernabilidad.
EL OCASO DE
UN DICTADOR
Fujimori no fue
el genio del mal sino el instrumento de aquellos que no están presos en la
DIROES y se beneficiaron bajo el manto protector del totalitarismo. La gran
burguesía intermediaria, la burguesía industrial-financiera y hasta la
burguesía nacional, hicieron a Fujimori dictador. Los militares que habían
perfeccionado los mecanismos de la estrategia contrasubversiva, hicieron a
Fujimori. Tuvieron “su” presidente a la medida de sus intereses. Amplios
estratos populares también reconocieron al “chino” como su líder. Los que
perdieron sus puestos de trabajo, aprendieron a generar su propio empleo, a
emprender el pequeño negocio. Y los que tenían un pequeño negocio, acrecentaron
sus ganancias. Nadie habla de los maestros, de las enfermeras, de los trabajadores:
esos fueron (hasta hoy) invisibilizados y el amplio público fue imbecilizado (hasta
hoy) por el hábil manejo de la prensa amarilla y la TV basura.
En el plano
internacional, la dictadura fujimorista gozó de la confianza del imperialismo
norteamericano quien competía con los grandes capitales asiáticos que vieron al
Perú como tierra prometida. Acabar con la subversión comunista en el patio
trasero del imperialismo yanqui, no era poca cosa. Reincorporar al Perú en la
economía mundial, tampoco. Fortalecer el capitalismo, crear un ambiente favorable
para las inversiones inescrupulosas, eso hizo el “chino”. EEUU le quita el aval
a Fujimori y Montesinos cuando ambos dejan entrever sus grandes negociados independientes
con el narcotráfico y con las FARC colombianas. El japonés como elemento de
tránsito, sí, dijeron. El japonés como perpetuo zar de un narcogobierno, no. Y
financiaron su caída.
LA OPOSICIÓN
FALAZ
Ayer hubo
una marcha contra el indulto a Fujimori. Marcha multitudinaria y mitin de media
plaza San Martín. ¿Qué les pasa, peruanitos? Era la mejor oportunidad de
demostrar el repudio popular a la fatal herencia del fujimorismo en la
economía, en la corrupción del estado, etc. Hubo más presencia de la clase
media ilustrada, intelectuales, estudiantes, políticos, militantes de partidos.
No le pido milagros a la CGTP ni al SUTEP porque ya está visto que no hacen los
esfuerzos necesarios como anteayer en la historia cuando convocaban a grandes
movilizaciones.
Carecen de
autoridad moral para luchar contra el fujimorismo aquellos que han gobernado al
Perú con la misma Constitución, la misma legislación y la misma estrategia contra
el pueblo que perfeccionó el dictador. Nunca olvidaremos a Alejandro Toledo en
su campaña presidencial del 2011 gritando ante cámaras: “No vamos a cambiar la
Constitución”. Ese era su grito de guerra, compartido por todos los demás
candidatos representantes de la clase empresarial. Cuatro gobiernos subsiguientes
han heredado la máquina de oprimir al pueblo diseñada por el fujimontesinismo.
De modo que Toledo, Alan García, Humala y el actual PPK, fueron y son el
continuismo de la dictadura cívico-militar de Fujimori y Montesinos.
VOTARON POR
PPK, VOTARON POR FUJIMORI
Carece de
autoridad, también, la clase caviar que llamó a votar por el “mal menor” en
estas últimas elecciones. Votaron dizque contra Keiko Fujimori. Pero votaban
por quien había prometido el indulto al dictador en dos campañas electorales.
Por quien había saludado los logros económicos de Alberto Fujimori. Marisa
Glave dijo que si no lo hacíamos íbamos a tener un narcoestado. Le dije: ya
tenemos un narcoestado desde la dictadura militar 75-80. ¿En qué galaxia vive
esta fracción semi-ilustrada de la clase dominante?
Votaron por un espacio
previo al fatal e irrefrenable cogobierno PPKeiko, lapso donde podían poner
ministros, viceministros, asesores y ganar onerosas consultorías. Votaron por
sus intereses y los de la embajada gringa. Sigue el camino del dinero y llegarás
a la verdad, decía El Padrino, de Mario Puzo. EEUU y sus fundaciones financian
proyectos de gobernabilidad, defensa ambiental, género, etc. ¿Y cuáles son sus banderas
para limitar a la izquierda? Esas mismas: gobernabilidad, defensa ambiental y
género. Trabajadores no, ¿eh?... para eso no mandan plata del norte… Por tales
razones la “izquierda” caviar está contra el gobierno de Maduro y va con
Capriles y Leopoldo López.
Ahora su
presidente, el ciudadano yanqui, quiere indultar al genocida y ladrón Alberto
Fujimori. ¿De qué se sorprenden? Pedro Pablo lo prometió y ustedes llamaron a
votar por él dizque para que no tenga todo el poder el fujimorismo. Suena
ridículo, ¿eh? Y a pesar de sus votos por PPK, el fujimorismo conquistó mayoría
parlamentaria. Ningún presidente puede gobernar con un parlamento hostil. Por
lo tanto, el anunciado cogobierno está a la vista, aproximándose.
QUÉ HACER
Hoy el
apoliticismo de grandes sectores del pueblo opera a favor del indulto y del
retorno del tirano. Para construir una oposición sólida y popular, tenemos que
ganar el corazón y la conciencia de las muchedumbres. No lo haremos sin una previa
autocrítica y rectificación de quienes han confundido sus intereses particulares
con los intereses de la clase trabajadora. La lucha contra el cogobierno exige
una radicalidad y consecuencia que no se puede asumir con los paños tibios del
reformismo. No lo haremos sin una estrategia de poder, mientras sigan
persistiendo en desmelenarse por una táctica electoral, para unas elecciones
que ya perdieron. Una izquierda que confunde sus causas con las causas del
pueblo, pretende crecer de espaldas al pueblo y contra el pueblo. Mientras la
derecha tiene todo el poder de los medios de comunicación, la izquierda no
tiene un diario, no tiene un canal de TV, no tiene una o varias emisoras
radiales. Digo yo y con conocimiento del tema: pudiéndolos tener, materialmente,
no los tiene. Pudiendo tener una estrategia de poder, no la tiene. La derecha
está más dividida que la izquierda, pero ellos no necesitan la unidad porque ya
tienen el poder. La unidad que debe plantearse la izquierda es de carácter
estratégico, sin las componendas vergonzantes ni el espectáculo patético
electorero que están causando el rechazo de los trabajadores.
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