jueves, 13 de julio de 2023

CUANDO UN COMUNISTA PIENSA EN KUNDERA

 Pienso en Milan Kundera, novelista checo que revolucionó mi apetito y entendimiento de la novela contemporánea, al margen de las diferencias ideológicas en plena guerra fría. Kundera ha sido el talentoso alfarero de la estructura, de la forma y del lenguaje narrativo. En "La insoportable levedad del ser" no solo establece un enjuiciamiento del socialismo real sino una defensa de la integridad de la persona humana frente al cerco de silencio y a la decretada invisibilidad de quien discrepa. Más allá del mensaje político del socialismo, enjuicia al método de control social, es decir, a su funcionalidad concreta. Aplicando sus herramientas enjuiciadoras a la realidad latinoamericana, el método de Kundera serviría para condenar a la inmensa maquinaria opresora del imperialismo y de la sociedad capitalista neoliberal. En eso no pensó el autor de "La broma", pero le salió el tiro hacia blancos que no se propuso tocar. Por ejemplo, los autores que no se subordinan a la aplanadora del ideario neoliberal, aquí en nuestras tierras, padecen del cerco de silencio, de la exclusión y de la invisibilidad de todo disidente de la cultura oficial. Me tocó leer a Kundera cuando vivía en una sociedad socialista y al mismo tiempo el imperio decretaba la muerte de las ideologías, de los partidos y de la historia. De pronto dije: si esto lo aplicamos al Perú y a América Latina, es lo mismo pero en diferente contexto. Las críticas al socialismo real son válidas y reconocibles por un comunista militante que ahora escribe estas líneas. Esas críticas no obedecen a los demonios de rencor que sí tuvo un Alexander Solzhenitsyn o un Reynaldo Arenas, pero sí al uso del sentido común por parte de una persona inteligente. A diferencia de los procesos socialistas asiáticos, que surgieron de realidades donde no prosperó antes una revolución burguesa, en Checoslovaquia sí la hubo y los resultados de la repartición del mundo en Yalta fueron los socialismos de ocupación. La lucha antifascista en Checoslovaquia derivó en lucha por la liberación nacional y cuando se aplicó a la edificación del socialismo, fue el país del Este que propuso la democratización de ese modelo de desarrollo. Y no le fue bien, recordemos los tanques en Praga. Kundera, más que enjuiciar al socialismo como sistema, cuestiona el imperio del funcionario de mando medio, del mediocre al servicio omnímoda del estado, del policía político que actúa del mismo modo que en el fascismo. Pero la lectura de su novela "El libro de la risa y el olvido", me ayudó a valorar la memoria como herramienta subversiva. Nada más subversivo que la memoria y cuando a un pueblo se le pretende dominar, primero se extirpa su memoria. Destruir la memoria de una colectividad es destruir su identidad, por eso el neoliberalismo trata de homogenizar a los pueblos sin memoria bajo su bastón de mando y por eso el manejo delincuencial de los programas educativos, la reducción de horas de historia y cursos de humanidades, la propaganda subliminal, la cosificación de la mujer, hasta llegar a la sociedad de autómatas consumidores compulsivos de excremento ideológico. Ahora pienso que Kundera, sin quererlo, nos estaba haciendo un gran favor a los comunistas, sobre todo a los subversivos de este continente. El instrumental quirúrgico que le sirvió para enjuiciar las fallas del socialismo realmente existente, a nosotros nos sirve para condenar la opresión ideológica del neocolonialismo y el imperialismo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario