Si nos consultasen sobre la gestión municipal de la
alcaldesa Susana Villarán, saldría desaprobada. La ciudad está más sucia que en
gestiones anteriores y el riesgo ante la delincuencia es mayor. Esto es
totalmente objetivo y sin anteojeras ideológicas.
¿Quiénes tienen anteojeras? Aquellos que nos acusan de
favorecer a Castañeda Lossio (Mr. Comunicore) porque no llamamos a votar por
Susana. Por descarte, seríamos aprofujimoristas, castañedistas, pro-corrupción,
etc. Esta es una visión maniquea que liquida cualquier posibilidad de un
balance objetivo. ¿Debo votar por Susana Villarán para que no gane Castañeda?
La ilusión óptica ha hecho metástasis: creen que Susana
Villarán es de izquierda. No les basta saber que la señora alcaldesa ha deslindado
rotundamente y en términos nada amigables con Chávez, Fidel, Maduro e incluso
con la izquierda local. No les basta saber que toda su gestión se basa en PIPs
privatistas, dignos de una economía neoliberal.
Si la derecha acusa a los gobiernos de izquierda de ser
hiperinflacionarios, de baja productividad, generadores de escasez,
incompetentes, etc., bien puede familiarizar la gestión de Susana Villarán con
los peores resultados del socialismo real. O sea, hermanos en el déficit, mas
no en la ideología.
¿OTRA VEZ VOTAR POR EL MAL MENOR?
La derecha más conservadora le puso la puntería a la
alcaldesa porque apoyaba la marcha por el orgullo gay y se decía que también la
legalización de la marihuana. Condenable para pastores evangélicos y curas
adictos al cardenal fujimorista. Ello generó expectativas entre quienes creen
que el matrimonio gay y la legalización de las drogas conducen a una sociedad
más igualitaria. Pero frente a estos dos lugares comunes de política elemental hay
un mundo que se desangra y camina al colapso ambiental bajo una economía
neoliberal que ha perennizado la explotación del hombre por el hombre. Y así
como los problemas cruciales de la humanidad no se resolverán con ninguno de
los dos lugares comunes mencionados, tampoco el principal problema de la clase
trabajadora se resolverá con una alcaldía nuevamente en manos de Susana y su
equipo de incompetentes.
La izquierda revolucionaria no puede legitimar con su voto a
la candidata de USAID-Capriles-Yoanni Sánchez. Sembrar ilusiones acerca de una
candidatura alternativa, cuando ésta no existe, es vender ilusiones al pueblo
que será nuevamente defraudado.
A la izquierda (la revolucionaria y la tradicional) no se le
va el carro de la historia si no tiene candidato este año para la alcaldía de
Lima. La izquierda debe pensar más en su recomposición interna que en darle el
voto al mal menor, como ya lo ha hecho con Fujimori, Toledo, Humala.
SIN CANDIDATOS Y SIN FRENTE AMPLIO
Hace poco colapsó el intento de forjar un Frente Amplio. Ya
estábamos a punto de elegir candidatos y votar por la táctica electoral. Pero estalló
en añicos y no por culpa de las bases. Aprendamos a tener vergüenza por aquello
que no se hizo antes de caer en un Frente Amplio con el patronal Siomi Lerner y
con Susana Villarán hasta que se marchó del frente.
Hay una diferencia entre el camino burocrático y el camino
revolucionario. Como decía el gran Lenin, los revolucionarios no pueden ni
deben compartir cargos en gobiernos reaccionarios, ni siquiera mencheviques. La
tarea de los revolucionarios es la acción directa de masas y cuando estén dadas
las condiciones subjetivas, también intervenir en elecciones. ¿Para qué? Ya lo
dijo Mariátegui, ¿no?... Utilizar la tribuna…
Ni siquiera se han puesto a pensar en que estamos
compitiendo con la misma constitución y las mismas leyes electorales que nos
dejó la dictadura. La izquierda no se ha rebelado contra esos dos componentes
que marginan a los candidatos del pueblo. ¿Y la construcción del poder popular?
¿Y la lucha por una nueva Constitución? Todo eso es letra muerta y llaman a
reunirse cuando hay una nueva gesta electoral.
La táctica electoral de los bolcheviques, la misma que enseñó
a utilizar Lenin en “El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo”, nada
tiene que ver con las alianzas prostibularias que han terminado automarginando
a la izquierda.
Los "dirigentes" de la izquierda tradicional han
llevado al descalabro a sus propios partidos y por ello es que no tienen
candidatos votables. Están en otra cosa, armando lobbies y negociados debajo de
la mesa o tratando de asegurar la sucesión dinástica. ¿Y así quieren competir? Por
eso, por su incompetencia, no les queda más que sumarse, subordinarse, a la
candidata de la embajada USA.
SEAMOS SERIOS AUNQUE SEA UNA VEZ
Necesitamos la unidad de la izquierda en torno a banderas
comunes. Esa unidad tiene que trabajarse muy por fuera del escenario electoral,
pues si se va a hablar de ‘unidad’ solamente en periodos electorales, hay que
denunciar la maniobra. ¿Es necesario usar la táctica electoral? Por supuesto
que sí. ¿Es necesario retomar el rumbo hacia la tarea estratégica? Obviamente
que sí. Pero la táctica electoral se
subordina a la tarea estratégica. La existencia de la izquierda no puede condicionarse a la participación electoral.
Apelando una vez más al “candidato mal menor” estamos
postergando la tarea unitaria y eludiendo responsabilidades. Y así no se hizo
en Venezuela ni en Bolivia ni en Ecuador. Tampoco en Chile, donde un Partido
Comunista goza de la salud orgánica que ya quisiéramos tener.
No hay comentarios:
Publicar un comentario