martes, 26 de agosto de 2014

¿DAME TU VOTO?

Si nos consultasen sobre la gestión municipal de la alcaldesa Susana Villarán, saldría desaprobada. La ciudad está más sucia que en gestiones anteriores y el riesgo ante la delincuencia es mayor. Esto es totalmente objetivo y sin anteojeras ideológicas.


¿Quiénes tienen anteojeras? Aquellos que nos acusan de favorecer a Castañeda Lossio (Mr. Comunicore) porque no llamamos a votar por Susana. Por descarte, seríamos aprofujimoristas, castañedistas, pro-corrupción, etc. Esta es una visión maniquea que liquida cualquier posibilidad de un balance objetivo. ¿Debo votar por Susana Villarán para que no gane Castañeda? 


La ilusión óptica ha hecho metástasis: creen que Susana Villarán es de izquierda. No les basta saber que la señora alcaldesa ha deslindado rotundamente y en términos nada amigables con Chávez, Fidel, Maduro e incluso con la izquierda local. No les basta saber que toda su gestión se basa en PIPs privatistas, dignos de una economía neoliberal.


Si la derecha acusa a los gobiernos de izquierda de ser hiperinflacionarios, de baja productividad, generadores de escasez, incompetentes, etc., bien puede familiarizar la gestión de Susana Villarán con los peores resultados del socialismo real. O sea, hermanos en el déficit, mas no en la ideología.



¿OTRA VEZ VOTAR POR EL MAL MENOR?


La derecha más conservadora le puso la puntería a la alcaldesa porque apoyaba la marcha por el orgullo gay y se decía que también la legalización de la marihuana. Condenable para pastores evangélicos y curas adictos al cardenal fujimorista. Ello generó expectativas entre quienes creen que el matrimonio gay y la legalización de las drogas conducen a una sociedad más igualitaria. Pero frente a estos dos lugares comunes de política elemental hay un mundo que se desangra y camina al colapso ambiental bajo una economía neoliberal que ha perennizado la explotación del hombre por el hombre. Y así como los problemas cruciales de la humanidad no se resolverán con ninguno de los dos lugares comunes mencionados, tampoco el principal problema de la clase trabajadora se resolverá con una alcaldía nuevamente en manos de Susana y su equipo de incompetentes.


La izquierda revolucionaria no puede legitimar con su voto a la candidata de USAID-Capriles-Yoanni Sánchez. Sembrar ilusiones acerca de una candidatura alternativa, cuando ésta no existe, es vender ilusiones al pueblo que será nuevamente defraudado.


A la izquierda (la revolucionaria y la tradicional) no se le va el carro de la historia si no tiene candidato este año para la alcaldía de Lima. La izquierda debe pensar más en su recomposición interna que en darle el voto al mal menor, como ya lo ha hecho con Fujimori, Toledo, Humala.



SIN CANDIDATOS Y SIN FRENTE AMPLIO



Hace poco colapsó el intento de forjar un Frente Amplio. Ya estábamos a punto de elegir candidatos y votar por la táctica electoral. Pero estalló en añicos y no por culpa de las bases. Aprendamos a tener vergüenza por aquello que no se hizo antes de caer en un Frente Amplio con el patronal Siomi Lerner y con Susana Villarán hasta que se marchó del frente.


Hay una diferencia entre el camino burocrático y el camino revolucionario. Como decía el gran Lenin, los revolucionarios no pueden ni deben compartir cargos en gobiernos reaccionarios, ni siquiera mencheviques. La tarea de los revolucionarios es la acción directa de masas y cuando estén dadas las condiciones subjetivas, también intervenir en elecciones. ¿Para qué? Ya lo dijo Mariátegui, ¿no?... Utilizar la tribuna…


Ni siquiera se han puesto a pensar en que estamos compitiendo con la misma constitución y las mismas leyes electorales que nos dejó la dictadura. La izquierda no se ha rebelado contra esos dos componentes que marginan a los candidatos del pueblo. ¿Y la construcción del poder popular? ¿Y la lucha por una nueva Constitución? Todo eso es letra muerta y llaman a reunirse cuando hay una nueva gesta electoral.


La táctica electoral de los bolcheviques, la misma que enseñó a utilizar Lenin en “El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo”, nada tiene que ver con las alianzas prostibularias que han terminado automarginando a la izquierda.


Los "dirigentes" de la izquierda tradicional han llevado al descalabro a sus propios partidos y por ello es que no tienen candidatos votables. Están en otra cosa, armando lobbies y negociados debajo de la mesa o tratando de asegurar la sucesión dinástica. ¿Y así quieren competir? Por eso, por su incompetencia, no les queda más que sumarse, subordinarse, a la candidata de la embajada USA.



SEAMOS SERIOS AUNQUE SEA UNA VEZ



Necesitamos la unidad de la izquierda en torno a banderas comunes. Esa unidad tiene que trabajarse muy por fuera del escenario electoral, pues si se va a hablar de ‘unidad’ solamente en periodos electorales, hay que denunciar la maniobra. ¿Es necesario usar la táctica electoral? Por supuesto que sí. ¿Es necesario retomar el rumbo hacia la tarea estratégica? Obviamente que sí.  Pero la táctica electoral se subordina a la tarea estratégica. La existencia de la izquierda no puede condicionarse a la participación electoral.


Apelando una vez más al “candidato mal menor” estamos postergando la tarea unitaria y eludiendo responsabilidades. Y así no se hizo en Venezuela ni en Bolivia ni en Ecuador. Tampoco en Chile, donde un Partido Comunista goza de la salud orgánica que ya quisiéramos tener.


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