La batalla contra la concentración monopólica de los medios
de comunicación da pasos firmes en los países de la región, donde la Argentina
se puso a la vanguardia en 2009 con la Ley 26522 de Servicios de Comunicación
Audiovisual. En noviembre de 2013 La Suprema Corte de Justicia de Argentina
declaró constitucional la Ley de Medios, poniendo en la picota a uno de los
conglomerados mediáticos más poderosos del planeta: el Grupo Clarín.
Desde 1999, Grupo Clarín se convirtió en uno de los más
poderosos de Latinoamérica y el más extenso en Argentina (desde 1980 es el
mayor distribuidor de diarios en el mundo hispanohablante). Grupo Clarín tiene bajo su poder o participa
de 17 empresas de publicaciones e impresiones, 240 licencias de televisión por
cable, 15 de radio y televisión y 3 en
internet.
La derechista Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en su
Asamblea anual 2012 en Sao Paulo, hizo
una defensa dogmática del grupo Clarín y su blanco de ataque fueron los
gobiernos progresistas. Concluida la Asamblea SIP en Sao Paulo, de sus 13
resoluciones dos apuntaron contra el gobierno de Argentina, tratándolo como una
cruel dictadura que secuestra a la “libertad de prensa”. La SIP que tiene su
sede central en Miami, asocia a 1300 diarios que distorsionan la información
para sus masivos lectores.
Uruguay se apresta a aprobar una Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual. El presidente Mujica, en mayo de 2013, envió al Parlamento el proyecto de Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual, que pretende regular el sector, por
considerarlo de interés público, mediante reglas que permitan un sistema con
competencia equilibrada, pluralista y de acceso universal.
En Ecuador, el presidente Correa declaró: “Los monopolios
mediáticos son uno de los más grandes problemas planetarios. En Ecuador la
banca y los medios de comunicación ya no pueden tener vínculos”. La comunicación y los medios de información
entraron en una etapa de profundos cambios gracias a la Constitución aprobada
en el 2008 y la aprobación de la Ley de Comunicación del 2013.
En Venezuela fue aprobada la nueva ley sobre medios de
comunicación en diciembre de 2010 bajo el mandato de Hugo Chávez. En julio de
2011, se presentó el libro “La batalla contra los monopolios mediáticos”, con
ocasión de que Chávez recibiera el Premio Rodolfo Walsh, otorgado por la
Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad de La Plata.
En Bolivia, país que expulsó a los funcionarios de USAID el
2013, los monopolios llegan a su fin con la Ley de Telecomunicaciones, que
norma el funcionamiento técnico de los medios audiovisuales. La Nueva
Constitución Política del Estado boliviano establece que los medios de
comunicación social no podrán conformar de manera directa o indirecta,
monopolios y oligopolios. Allí quien más problemas ha dado es Grupo PRISA
(dueño de los diarios La Razón, Extra, El Nuevo Día, y parte de la cadena ABC,
además de numerosos medios en América Latina), cuyos vínculos con la española
Repsol, motivan su posicionamiento a favor de las transnacionales del petróleo.
En Chile, el sistema está blindado al estilo Pinochet. El
Mercurio, al imperio de su periódico nacional, suma 19 diarios regionales. No
solo aglutina más del 50% del mercado de la prensa del país, sino también buena
parte del mercado de la publicidad. Para la aristocrática familia Edwards esta
concentración significa su consolidación centenaria en el monopolio de la
palabra. Junto con Copesa, El Mercurio forma un duopolio. Sucede lo mismo en la
TV de señal abierta y en la TV pagada.
Mientras Time Warner -la multinacional dueña de CNN- se adjudica la
señal de Chilevisión, Copesa ha adquirido
el Canal 22 de la señal abierta. Después de dos décadas de gobiernos democráticos,
la falta de pluralismo es escandalosa. Las tres o cuatro familias que
concentran un alto porcentaje de los ingresos,
también tienen la propiedad de la opinión.
LA POSICIÓN DE IZQUIERDA FRENTE AL MONOPOLIO MEDIÁTICO
“Los medios de comunicación simplemente son grandes
conglomerados empresariales que tienen intereses económicos y políticos. En
América Latina los monopolios mediáticos tienen un poder fenomenal que han
venido a sustituir a los partidos políticos de la derecha que han caído en el descrédito
y que no tienen capacidad de concitar la atención ni la voluntad de los
sectores conservadores de la sociedad". Así caracteriza el politólogo y
científico social argentino Atilio Boron a la denominada canalla mediática.
Afirma Borón que “…se cumple aquello que muy bien profetizó Gramsci hace casi
un siglo cuando dijo que ante la ausencia de organizaciones de la derecha
política, los medios de comunicación, los grandes diarios, asumen la
representación de sus intereses y eso se está dando en América Latina”.
“Los latifundios mediáticos impulsan la insurrección contra
gobiernos progresistas”, señala Ignacio Ramonet, ante la guerra mediática
descarada que han desatado los empresarios de los medios privados contra
mandatarios progresistas como Cristina Fernández de Kirchner, antes Hugo Chávez
y hoy Nicolás Maduro, Rafael Correa y Evo Morales.
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, manifestó que
"la lucha contra los monopolios de medios es la lucha de una nación porque
un país es tan bueno como los medios de comunicación que tiene". El
periodista australiano cuestionó "la centralización y el control por parte
de las mismas personas de la distribución de los diarios", lo que les
"permite realizar aprietes" a nivel mundial.
Chomsky, el 2010, publicó “Las 10 estrategias de
manipulación mediática” que conviene leer en Cubadebate. La burguesía y las
derechas han perdido hace tiempo las banderas de la democracia, el pluralismo y
la libertad, tan caras a la revolución burguesa liberal. El capitalismo monopólico
es la negación de todas ellas. Quienes han liderado el combate al monopolio
mediático han sido los gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina
por razones obvias, claras y honestas.
¿QUÉ PASA EN EL PERÚ? ...NOS ESTÁN DANDO GATO POR LIEBRE…
El escándalo se suscita porque el grupo El Comercio, con la
compra de las acciones del grupo Epensa, controlaría casi el 80% de medios impresos en el país. Así, la línea
editorial de El Comercio podría influir ideológicamente en 30 millones de
peruanos como mega-grupo mediático que dispone de periódicos, revistas,
tabloides y canales de televisión.
Veamos qué dice la Constitución vigente:
Artículo 61°. El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni concertación puede autorizar ni establecer monopolios.
La prensa, la radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social; y, en general, las empresas, los bienes y servicios relacionados con la libertad de expresión y de comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento, directa ni indirectamente, por parte del Estado ni de particulares.
Advertimos que la protesta contra la concentración mediática es legítima, siempre y cuando no sea fomentada por otras empresas que pretenden hacer lo mismo. Y en todo este lío, ya lo advertimos, hay gato encerrado.
Artículo 61°. El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni concertación puede autorizar ni establecer monopolios.
La prensa, la radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social; y, en general, las empresas, los bienes y servicios relacionados con la libertad de expresión y de comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento, directa ni indirectamente, por parte del Estado ni de particulares.
Advertimos que la protesta contra la concentración mediática es legítima, siempre y cuando no sea fomentada por otras empresas que pretenden hacer lo mismo. Y en todo este lío, ya lo advertimos, hay gato encerrado.
Dice El Comercio que a
inicios del 2013, Mohme, presidente del Grupo La República (GLR), buscó
a los accionistas del Epensa para ofrecerles comprar la empresa,(…) El
accionariado de Epensa estaba dividido así : un 54% pertenecía a Enrique Martín
Agois Paulsen (34%) y a Marcia Mindreau de Agois (20%), mientras que el
restante 46% estaba en propiedad de los hermanos Luis Manuel, María Gabriela,
Carlos Óscar Luis, y Rossana Bernardita Agois Banchero y de Olga Ana Rosa
Banchero Rossi de Salazar. Eran los hermanos Agois Banchero –accionistas
minoritarios– quienes tenían a su cargo la gestión de Epensa. El GLR no logró
comprar Epensa y El Comercio se lanzó a adquirirla.
Pero también dice El Comercio que si el GLR hubiera comprado
Epensa, cambiaría la composición del mercado, porque los diarios de Epensa
habrían modificado sus líneas editoriales. O sea, El Comercio es “pluralista”
porque respetará las líneas editoriales de esos desagües derechistas; en cambio,
La República los habría alterado.
La República publicitó efusivamente que en abril de 2012, el
diario de mayor difusión en España, El País, se distribuiría en Lima junto con
este. El anuncio fue hecho por el presidente del rotativo español, Juan Luis Cebrián.
"Hoy vendemos más de 40 mil ejemplares diarios en edición en papel en seis
países en América Latina", señaló Cebrián, consejero delegado del grupo
Prisa, empresa editora de El País.
Ahora, observe usted con cuidado:
Cuando El Comercio se alineó con Keiko Fujimori en las
elecciones del 2011, Mario Vargas Llosa rompió lazos con este diario
conservador con el cual colaboraba desde tres décadas atrás. Así, Vargas Llosa y sus incondicionales en la
literatura pasaron a publicar artículos en el diario La República. También los caviares serviles a USAID y
centro izquierdistas coincidieron en pasarse al mismo periódico.
Vargas LLosa ahora se manifiesta contra la concentración de
medios, aquí, pero no lo hace cuando el grupo PRISA concentra en sus manos no
sólo medios de radio y TV sino a las mayores editoriales españolas (Grupo
Santillana: comprende las editoriales Santillana Educación, Santillana
Formación, Richmond Publising, Alfaguara, Alfagura Infantil y Juvenil, Taurus,
Aguilar, El País-Aguilar, Altea, Punto de Lectura y SUMA) y su accionariado
mayoritario de PRISA (57.7 %) es yanqui: Liberty Acquisition Holding (Phoenix
Group).
Y en Alfaguara, ¿qué famoso escritor y sus acólitos publican
sus novelas? Ahora se explica por qué escritores como Fernando Ampuero, que ya
no trabaja en El Comercio, se alinea disciplinadamente contra la concentración
de medios. Alonso Cueto pasó de Perú 21 a La República, pero Guillermo Niño de
Guzmán aprovechó el vacío que dejó Cueto en ese “comercio chiquito” de 70 céntimos.
Ya lo llamará al orden el Premio Nobel.
Se trata de definir resultados políticos entre tendencias
que pugnan dentro de la esfera del poder: por un lado, de que El Comercio
complete su labor de fujimorizar a la opinión pública, así como -por la otra
parte- de facilitar que el Grupo Prisa introduzca sus tentáculos, imponga sus edecanes en la clase política y hasta
elija a la “izquierda” que la derecha necesita.
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Lamentablemente viene llegando a límites, casi insoportables, los argumentos que discuten los diarios La República vs El Comercio + Peru21 + Correo, a primera vista la batalla es desproporcional, y no se circunscribe a una discusión meramente empresarial, pues el derecho de información que tengo como ciudadano es, a una visión imparcial del periodismo o varias parcializadas en el peor de los casos. Siendo, tantos medios del grupo El Comercio, que informan lo que les conviene, dentro de sus intereses particulares y no del ciudadano, es obvio que afectan mi derecho de información. Ahora dada la facilidad de medios viruales o redes sociales puedo por lo menos tomar varias versiones de una noticia, y es a partir de ahí donde me doy cuenta que lo que informan estos diarios son medias verdades e inclusive falsedades.
ResponderEliminarPero que sucede con todas las personas que únicamente se informan de los diarios, pues obviamente se forman un punto de vista equivocado y parcializado, que es justamente el objetivo particular que busca este diario. No hago mención a la televisión que merece todo un procedimiento de comprensión que empieza desde la decada del 90 y todavía se mantiene, exceptuando ocsionalmente a ATV.