lunes, 25 de octubre de 2010

LA UNIDAD POR EL MISMO CAMINO DE DERROTAS


La izquierda continúa viviendo de espaldas a ese gran universo de trabajadores y estudiantes jóvenes que no encuentran un lugar en sus filas ni se identifican con un mensaje que no los incluye. Como vemos en la foto del 2do. Encuentro (23/10/10) el público, en su amplia mayoría, está formado por personas sumamente mayores. La mesa directiva, igual. Esta imagen vale más que mil palabras. Hay una izquierda que sigue considerando la participación electoral como la forma principal de lucha, pero ni aún así, lo sabe hacer bien. Una izquierda que no se toma en serio la representación de todos los trabajadores, está suicidándose. Una izquierda que no se renueva, está destinada a extinguirse. Sólo para los ingenuos existe la esperanza. Y la fe en alianzas sin principios ya se está viendo defraudada en el caso de Susana Villarán, con el casi triunfo de Fuerza Social en Lima, pero con el viraje hacia propuestas de derecha y la exclusión de la izquierda.

LA VERDADERA SITUACIÓN DE LA CLASE TRABAJADORA

Hay en el Perú cuatro centrales reconocidas: Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), Confederación de Trabajadores del Perú (CTP), Central Autónoma de Trabajadores del Perú (CAT) y Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Pero ninguna de ellas puede hoy autoproclamarse como defensora de los derechos de todos los trabajadores. Están estancadas e inmovilizadas por el triunfo del neoliberalismo y su estrategia de fragmentación de la clase trabajadora.

Durante los diez años de Fujimori, disminuyó en un 76,3 % la cantidad de convenios colectivos. Eso es ya un indicador suficiente que demuestra la inviabilidad del proceso bajo determinadas condiciones. Actualmente, apenas el 3 % de los trabajadores asalariados están afiliados a un sindicato, cuando en 2001 era el 5,2 % y en 1998, el 7,7 %, según registra el Ministerio de Trabajo. La OIT estima que el 8 % de la población económicamente activa (PEA) está sindicalizada. Lo que quiere decir es que el 92% no pertenece a un gremio laboral.

Lejos estamos de las condiciones existentes en el Paro Nacional del 19 de julio de 1977, cuando el 30% de la Población Económicamente Activa (PEA) estaba integrada en sindicatos, y la máxima organización laboral (CGTP) controlaba el 80% de estas agrupaciones.

En las dos últimas décadas, se generalizó la tercerización. Es decir, la subcontratación mediante un tercero, que lo hacen empresarios nacionales y grandes empresas transnacionales. Así el empleo es temporal, mas nunca lo será seguro, constante, en planillas, etc. Bajo la dictadura de Fujimori y Montesinos se crearon más de veinte formas de contratación que permiten al empleador eludir sus obligaciones hacia sus trabajadores, como aportes para la jubilación, seguridad social, vacaciones y licencias de maternidad. Con estas fórmulas se eluden también la jornada de ocho horas, seguro contra accidentes de trabajo, derecho de sepelio y el descanso dominical.

Tras diez años desde que el dictador Alberto Fujimori fue derrocado por la insurgencia popular, la herencia que dejó, en la misma línea neoliberal que precariza los derechos de la clase obrera, ha sido continuada por los tres últimos gobiernos “democráticos”. La tan cacareada “reactivación económica de Perú” y el fomento a la inversión extranjera no se basan exclusivamente en la disminución de tasas arancelarias o en la desaparición del Estado de la economía, sino en la volatilización de los derechos laborales.

Pues bien, la inmensa mayoría de población laboral bajo contratos de tercerización, está compuesta por jóvenes de menos de 25 años. Lo que constatamos en diversos centros de trabajo donde todavía hay presencia de sindicatos, es que los trabajadores sindicalizados (que son minoría) se muestran indiferentes ante el drama pavoroso de los contratados. Allí no existe solidaridad de clase, sino discriminación.

LA JUVENTUD INVISIBLE ANTE LA TÁCTICA ELECTORAL DE LA IZQUIERDA

Según cifras de la ONPE, la población electoral joven suma 5’437,419 (menores de 29 años) que es un 28% de la población electoral nacional. Según el INEI y la Organización Internacional de Trabajo (OIT), hay cuatro millones 723 mil jóvenes menores de 29 años en la población económicamente activa (PEA), aproximadamente un 31% de la fuerza laboral del Perú.

Sólo en Lima Metropolitana la tasa de desempleo en jóvenes de 15 a 24 años fue de 16,8%. Y hay jóvenes que optan por crear sus propios puestos de trabajo. Cada vez son más los que, desde los 20 años, emprenden sus proyectos.
“En el Perú la población juvenil está definida como aquellas personas entre los 15 y 29 años, conforme a la ley Nº 27802 del Consejo Nacional de la Juventud (CONAJU)”. Pues bien, en nuestro país la juventud representa el 28.5 % (7'442,641 de jóvenes) de la población nacional, según el censo realizado por el INEI en el 2005. De acuerdo con la OIT, durante el 2009, la mayor proporción de personas desempleadas está conformada por jóvenes. Y como reconoce el JNE, más de seis millones de jóvenes a nivel nacional ejercerán su derecho a voto en las próximas elecciones del 2011.

Así los jóvenes trabajadores se encuentran ante una orfandad de representación política. Sus líderes, cuando surgen, tienen los días contados para su expulsión. Desvinculados de sus centros laborales, tampoco hay un partido que los incorpore a la actividad política. Y si van en busca de los partidos “realmente existentes” no encuentran lugar dónde desarrollar esa actividad.

EL CASO EJEMPLAR DE CONSTRUCCIÓN CIVIL

El gremio de Construcción Civil, dirigido por Mario Huamán, dice representar a 110 mil obreros. Hay ciertamente un aumento de la plana laboral en éste sector, pues la industria construcción cobró auge bajo el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006) quien por medio del programa "Mi Vivienda" impulsó la edificación masiva de departamentos y casas en Lima y provincias. Según cifras oficiales, el sector duplicó su dinámica en el actual gobierno aprista, que sumó a "Mi Vivienda" otros programas, con la construcción, entre agosto de 2006 y diciembre de 2009, de unas 112,744 casas y departamentos. . El crecimiento del sector fue reforzado con obras de infraestructura deportiva, hospitalaria y vial en Lima y Callao.

Pero las mafias de delincuentes comunes dirigidos desde los centros penitenciarios, amenazan de muerte a los empresarios para exigir el pago del 2 por ciento del costo de la obra, lo que significaría entre 20 mil y 200 mil dólares. Otra exigencia es el pago de bonos especiales de “paz laboral” o la contratación obligatoria de “trabajadores fantasmas”, quienes que no asisten a laborar, pero cobran un promedio de 550 dólares mensuales. Los obreros también son extorsionados por el pago obligatorio semanal de 12 dólares; y quien se niega a cumplir con el “impuesto”, es asesinado. En los últimos seis meses del 2009, se calcula que las mafias cobraron a empresarios y trabajadores un millón 400 mil dólares.

Lo que nos quiere decir esta realidad, es que una parte considerable de jóvenes obreros de la construcción está a merced de las mafias y que el sindicato no es un referente válido. También nos dice algo más: que si el secretario general Mario Huamán quisiera proponerse a representar a su sector en la escena electoral, tendría serias dificultades. Esta crisis de representatividad electoral se multiplica en otros sectores laborales, como el SUTEP, que se calculan sus agremiados en número de 80 mil; la Federación Nacional de Trabajadores Textiles del Perú con 4.000, el Sindicato de Docentes en Educación Superior del Perú (Sidesp) con 1.680 afiliados y el Sindicato de Trabajadores de Telefónica con 1.500, etc. Se demuestra, hasta en las marchas, que no están allí todos los que deberían estar y que un gran porcentaje de la PEA, especialmente los más jóvenes, padecen del síndrome de la despolitización. Queda demostrado: el liderazgo gremial no garantiza el éxito electoral.

LA IZQUIERDA BUSCA LA UNIDAD…SÓLO CUANDO HAY ELECCIONES…

Los partidos de la izquierda tradicional han tenido el tiempo necesario y suficiente para establecer fórmulas de unidad. La votación masiva por Ollanta Humala, el 2006, les dio una señal de alerta, pues fue la expresión de sectores de votantes que buscaban una candidatura única contra el neoliberalismo. Desde el 2006 hasta hoy, Ollanta ha evidenciado sus máximas debilidades políticas hasta el grado de no diferenciarse de la derecha en múltiples aspectos. Pero, incluso con las limitaciones de un incompetente en oratoria, ideología y polémica, fue un rostro nuevo, una figura joven, frente a los reciclados rostros de “los mismos de siempre”. Y veamos los resultados en primera vuelta:

Javier Díez-Canseco - Partido Socialista del Perú: 0.417 % (60.955 votos)
Alberto Moreno - Movimiento Nueva Izquierda: 0.232 % (33.918 votos)
Susana Villarán - Concertación Descentralista: 0.520 % (76.106 votos)
Ollanta Humala - Unión por el Perú: 25.685 % (3'758.258 votos)

¿Es posible, entonces, que la izquierda persista en la precipitada improvisación pre-electoral y en la perennización de la gerontocracia al mando? Hay un trillado camino de derrotas que otra vez se pretende reeditar por necios contumaces, sin la menor autocrítica ni enmiendas. Ahora, a puertas del 2011, apresuramos el paso y queremos parchar los enormes forados de nuestro accionar, los grandes agujeros negros donde la izquierda no ha querido hacerse presente. ¿Qué pasará?... Es previsible: ni con la más amplia unidad tenemos posibilidades de saltar la valla para ser gobierno, porque no se sembró antes aquello que ahora queremos cosechar. Nunca es tarde para cambiar, dicen los sabios, aunque sea para que el 2011 hagamos algo decoroso y que sirva para el 2016, ya cuando los viejos saurios de las burocracias vitalicias sean relevados por una nueva generación dispuesta a reconstruir organizaciones y recuperar el espacio perdido desde los 80’.

1 comentario:

  1. Lo que ocurrió es que comunistas e izquierdistas como Ud. Dante Castro Arrasco, hicieron insostenible las políticas laborales previo colapso de la economía, y peor, supuestamente en aras del beneficio de las masas trabajadoras, quien olvida como aprovechaban sus licencias sindicales y demás beneficios. Mejor dedíquese a enseñar mejor en San Marcos, aunque es probable que su puesto también sea una retribución a la causa comunista encubierta que se apoderó de la universidad peruana, el autoritarismo de izquierda que Vargas Llosa denunció.

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