viernes, 8 de octubre de 2010
LA FIESTA DEL CHIVO Y EL PREMIO NOBEL
Mario Vargas Llosa ha ganado el Premio Nobel de Literatura después de postular a él por más de 30 años. Durante tres décadas los medios de la derecha llenaron cuartillas quejándose porque le denegaban este galardón por razones ideológicas. Hubo incluso quienes decían que la academia sueca sólo premiaba a los “escritores rojos”. Hoy la algarabía desatada por entusiastas ingenuos puedo interpretarla como un mecanismo de compensación en la conciencia colectiva de un país que no clasifica ni para el Mundial de fútbol y hasta le roban las elecciones. Una mayoría ciertamente desmemoriada y con ganas de celebrar algo, aunque sea irreflexivamente.
El Premio Nobel no es solo un premio a las virtudes literarias. Se trata de premiar con él al escritor que ha contribuido mediante una obra monumental y de excelente calidad, al desarrollo de la conciencia humana. Está entonces de por medio no sólo la calidad literaria, sino también la significación de la obra. El qué se dice es más importante del cómo se dice. Por lo tanto, el Nobel no es una glorificación del significante, sino del significado.
Considero que Vargas Llosa debió ganar el Nobel en 1971. Había conseguido su máximo nivel de producción y contribuido a un cambio decisivo en la literatura latinoamericana. Era el escritor crítico del poder que además revolucionaba la estructura narrativa, llevando a sus máximos niveles la incorporación de técnicas literarias antes desconocidas en nuestra tradición novelística. Ésa fue su primera y brillante etapa.
Escribió el libro de cuentos “Los jefes” en 1959 ganando el Premio Leopoldo Alas y le permitió viajar a Europa por primera vez. Su novela “La ciudad y los perros” obtuvo el Premio Biblioteca Breve en 1962, el Premio Internacional de la Crítica en 1963 y fue traducida a más de veinte lenguas. En 1966 aparece su segunda novela “La casa verde” que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 1966 y el Premio Rómulo Gallegos en 1967. Ese mismo año publica la noveleta “Los cachorros” y en 1969 aparece su novela de máximo rigor literario “Conversación en la catedral”. En 1971 publica un estudio sobre la obra de su colega y amigo de entonces “Gabriel García Márquez: historia de un deicidio”.
Desde 1967 sus relaciones con la revolución cubana entran en crisis y sus convicciones ideológicas, también. Ese mismo año, Aideé Santamaría, fundadora de Casa de las Américas, le solicitó a Vargas Llosa la donación del dinero del premio Rómulo Gallegos a la causa de Ernesto Che Guevara, quien ya estaba luchando en Bolivia. El hasta entonces camarada y hermano de la Cuba revolucionaria, se niega a hacerlo, a pesar de que Aideé le promete la devolución del importe con tal de que su gesto enaltezca la campaña guerrillera del Che. La ruptura entre el autor y Casa de las Américas completaría un extenso dossier de cartas y artículos que van señalando su personal y subjetivo proceso de renuncia al socialismo. Este proceso se da por etapas y culmina en 1971, cuando después de haber publicado el mejor análisis de la obra de García Márquez, termina liándose a golpes con el autor de “Cien años de soledad”. La sanción también fue subjetiva: Vargas Llosa le quitó a las editoriales el derecho de seguir publicando “Historia de un deicidio”, veto que él mismo ha levantado recientemente en el 2008.
La segunda etapa fue de involución. Hay una merma en sus virtudes literarias que se nota en la producción de novelas carentes de significación. Los temas trascendentales cedieron el paso a la banalidad al mismo tiempo en que Vargas Llosa manifestaba su ajenidad con las reivindicaciones sociales de los olvidados y olvidaba su vocación crítica frente a los dueños del poder.
CUANDO LO BANAL SE CONVIERTE EN MERCANCÍA
El ciclo de la banalidad empieza con “Pantaleón y las visitadoras” (1973); “La tía Julia y el escribidor” (1977), las piezas teatrales “La señorita de Tacna” (1981) y “Kathie y el hipopótamo” (1983). “Pantaleón” es una novela intrascendente por su temática, hecha para el solaz de señoras de clase media alta que querían leer historias de putas. “La tía Julia” tiene méritos estructurales que son dignos de encomio, a no dudarlo, pero se empantana en la anécdota periodística vivencial y en el amor defraudado a su tía y ex esposa. Las dos obras teatrales nombradas, son brutales naufragios.
Continúa este ciclo con “La guerra del fin del mundo” (1981) echando mano inescrupulosamente a las obras de Joao Guimaraes Rosas y Euclides Da Cunha, razón por la cual no fue bien recibida por los brasileños. “Historia de Mayta” es una pésima novela donde busca retratar el fenómeno subversivo mediante una interpretación ajena a la realidad peruana. Se buscaba una gran novela sobre la subversión, muerto quien la prometía: Manuel Scorza (accidente aéreo de Barajas, 1983). Así lo dice Miguel Gutiérrez: “Historia de Mayta pudo ser esa novela si su autor hubiese podido dominar los demonios de rencor que lo impulsaron a escribirla”.
Luego prosigue con “El hablador” (1987), novela prometedora hasta que el lector se tropieza con la confesión vivencial extraliteraria de su autor. Y vendrá un fiasco brutal: “Elogio de la madrastra” (1988). “Lituma en los Andes” (1994) sólo es una descarga de sus demonios de rencor contra el pueblo peruano. Cuando escribe “La fiesta del chivo” (2000), novela antidictatorial sobre el periodo del dictador Trujillo, en República Dominicana, difícilmente era concebible en un país donde la novela sobre el trujillismo había sido el objeto literario de más de 30 autores. Acoto lo siguiente: jamás la hubiera hecho sobre Somoza en Nicaragua o sobre Pinochet en Chile.
EL NUEVO RAVINES Y SUS DEMONIOS DE RENCOR
Fue un periodista anticomunista mordaz e incisivo, superando con creces a Eudocio Ravines. Elogió el milagro económico de Pinochet, no escatimó reconocimientos a la dictadura de Videla en Argentina y se puso al servicio del segundo belaundismo en el Perú, presidiendo la Comisión Investigadora del caso Uchuraccay que absolvió de culpas a los militares que ordenaron la masacre de ocho periodistas en esa comunidad ayacuchana. El estado israelí pagó sus simpatías con el sionismo otorgándole el Premio Jerusalen. Regresó al Perú para capitanear la campaña derechista contra la estatización de la banca en 1988, la misma que fue antesala de su campaña electoral para la presidencia en 1990. El voto popular buscó un candidato alternativo y creyó encontrarlo en un ingeniero nisei, Alberto Fujimori, que prometía no aplicar el shock económico, al cual Vargas Llosa era adicto. De modo que el voto por Fujimori no fue más que un voto contra la plutocracia, que al ganarle la plaza generó una reacción infantil en el perdedor: demolió su residencia de Barranco y optó por la ciudadanía española, diciendo que el error de nuestras naciones fue haberse independizado de España.
Aclaramos que la pataleta era sólo una simbólica ruptura: La nacionalidad española no es excluyente de la nacionalidad peruana. Se puede tener ambas. Pero en el contexto, tenía otro significado. Ése significado puede verse con mayor claridad en sus obras siguientes: “El pez en el agua” (1993) y “Lituma en los Andes” (1994). En la primera hace una descalificación del Perú a partir de su frustración electoral, empezando por un parricidio contra su padre biológico: “…la verdadera razón del fracaso matrimonial no fueron los celos ni el mal carácter de mi padre, sino la enfermedad nacional por antonomasia, aquella que infesta todos los estratos y familias del país y en todos deja un relente que envenena la vida de los peruanos: el resentimiento y los complejos sociales”. El problema racial en el Perú era la causa de su derrota electoral. Y ya lo venía anticipando en la primera página de su novela “El hablador” (1988): “Vine a Firenze para olvidarme por un tiempo del Perú y de los peruanos y he aquí que el malhadado país me salió al encuentro esta mañana de la manera más inesperada”.
Convertido en intelectual orgánico del neoliberalismo, seguía postulando al Nobel, pero nunca antes estuvo tan lejos de ganarlo por las razones explicadas.
PARRICIDIO Y SEPULTURA INCONCLUSA DE LA NARRATIVA ANDINA
En Madrid, 2005, estalló una polémica entre escritores peruanos que prosiguió en los medios de prensa locales. Vargas Llosa inauguró el encuentro de escritores de Madrid celebrando que por fin la literatura peruana estaba libre de condicionamientos indigenistas, neoindigenistas y reivindicaciones sociales. No sabía que el 60% de escritores invitados eran andinos. Un optimista redactor de Caretas dijo: “antes los escritores eran hijos de José María Arguedas, pero ahora todos somos hijos de Vargas Llosa”. Por supuesto, le salimos al frente.
Vargas Llosa dice en “Historia de un deicidio” y lo reitera en “El pez en el agua”, que el joven escritor necesita surgir a través de un parricidio, del asesinato del padre literario de la generación anterior. Esta intención, que no es patrimonio de todos los escritores, se revela en su descalificación constante de la vida y obra de José María Arguedas. El 24 de agosto de 1977 asume como miembro de la Academia Peruana de la Lengua y su discurso fue: “José María Arguedas, entre sapos y halcones”. Por más elogiosa que fuese la forma, el contenido apunta a un solo fin: Arguedas ficcionalizó una sierra que no existe. La mentira se convirtió en realidad gracias a la literatura. Esta descalificación coincide con el juicio que un grupo de intelectuales hizo a Arguedas en su último año de vida. El autor de “Todas las sangres” escribió dos documentos a favor de su verosimilitud: “¿He vivido en vano?” y “No soy un aculturado”.
Ya en “El pez en el agua”, p. 345, Vargas Llosa hace la descarga completa: “Desde entonces odio la palabra “telúrica”, blandida por muchos escritores y críticos de la época como máxima virtud literaria y obligación de todo escritor peruano. Ser telúrico quería decir escribir una literatura con raíces en la tierra, en el paisaje natural y costumbrista y preferentemente andino, y denunciar al gamonalismo y feudalismo de la sierra, la selva o la costa, con truculentas anécdotas de “mistis” (blancos) que estrupaban campesinas, autoridades borrachas que robaban y curas fanáticos que predicaban resignación a los indios.” (…) “La palabra telúrica llegó a ser para mí el emblema del provincialismo y el subdesarrollo en el campo de la literatura…” (…) “…ese desprecio folklórico por la forma…”.
En “La utopía arcaica, José María Arguedas y las ficciones del indigenismo” (1996), desde el rótulo manifiesta la intención del sepulturero que evidenció en su discurso de Madrid, 2005. El presente artículo no pretende un extenso análisis de dicha obra crítica. Sólo nos basta una cita: “Lo cual no significa que los escritores peruanos dejen de escribir sobre temas andinos o que desaparezcan los indios en la literatura peruana. (…) Las excepciones -las hay- son de escasa significación literaria y, hasta ahora al menos, están allí sólo para confirmar la regla”. (p.175)
En un contexto histórico de grandes enfrentamientos entre comunidades campesinas y empresas mineras, con el saldo mortal de Bagua, que incluye a las naciones amazónicas, sigue produciéndose aquella literatura que pretende sepultar Vargas Llosa. Y no es “de escasa significación literaria”. Para no enumerar una larga lista de escritores, que no son “excepciones”, reduzco el comentario a la exitosa carrera narrativa de Sócrates Zuzunaga Huaita, ayacuchano, quechua hablante, ganador del concurso COPE de novela y antes ganador del Premio de Novela Quechua, de la UNFV. Digo bien: entre otros…
UNA LÁPIDA ELEGANTE Y UNA ENORME FOSA COMÚN
“La utopía arcaica” es una lápida elegante para sepultar a José María Arguedas, reconociéndole méritos y elogiando virtudes, pero sentenciando su validez y verosimilitud como testimonio de las luchas de “los de abajo”. Los encomios sólo pueden sorprender a incautos, mas no a quienes leen este ensayo atendiendo a su verdadero objetivo.
La novela del desquite por el fracaso electoral de 1990, fue “Lituma en los Andes” (1994). Si de algo culpó Vargas a la literatura indigenista o telúrica, fue de haber impuesto una ficción que no se correspondía con la realidad. Pero él mismo lleva este defecto a sus máximos desvaríos en “Lituma”. El poblador andino es representado en una barbarie lombrosiana indemostrable por la más burda constatación. No ficcionaliza literariamente sobre el mundo de los pobres, sino que lo caricaturiza. Desconoce incluso detalles elementales de las manifestaciones culturales del mundo andino, pero le inventa horrores que no tiene. Esta novela, escrita con todos los demonios de rencor que señalaba Miguel Gutiérrez al valorar “Historia de Mayta” (1985), es una gigantesca fosa común en la cual pretende sepultar vivos a los “incivilizados” que no le otorgaron el voto en 1990.
Las reales fosas comunes donde fueron sepultados cientos de comuneros andinos durante la sangrienta campaña antisubversiva (1980-2000), no figuran en su narrativa. Como dijo el actual mandatario peruano, son ciudadanos de tercera categoría. Entendemos su preocupación por el Museo de la Memoria y su renuncia, para que luego caiga en manos de uno de sus más entusiastas seguidores, como un tributo a su tercera etapa: la del que quiere ganar el Premio Nobel en el invierno de su existencia. En función de ese objetivo interpretamos su reformulación del problema palestino y sus tardías críticas al genocidio sionista. Al Nobel no se podía llegar sin enmendar ese curriculum que lo distanciaba de la defensa de los derechos humanos y lo aproximaba expresamente a las dictaduras de derecha y a las seudo democracias bajo las cuales se siguen perpetrando crímenes de lesa humanidad.
En ese sentido, ésta es una ópera bufa. Durante 30 años de postularse al Nobel y no conseguirlo, las instituciones conservadoras y la prensa de derecha intentaron compensarlo con premios y galardones para sostener en alto el prestigio de un vocero connotado del gran capital y las transnacionales. Ahora consigue el máximo galardón, justamente cuando no lo necesita. Así como Andrés Avelino Cáceres debió haber muerto en la Campaña de la Breña, para no ser recordado por el pésimo gobierno que hizo, Mario Vargas Llosa debió haber ganado el Nobel en 1971, en el esplendor de su carrera literaria, no en su decadencia.
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Gracias por este buen análisis Dante.
ResponderEliminarFelicito al autor por este extraordinario análisis alejado de las pasiones.
ResponderEliminarMuy buen análisis.
ResponderEliminarUn abrazo,
Nicolás.
Optima análisis sobre la producción e involución de Vargas Llosa. Ciao Dante
ResponderEliminarLo he difundido en la medida de mis posibilidades pues ya me amenaza gmail de que alcancé mi límite de envios por hoy...
ResponderEliminarGracias por informarme mejor sobre MVLL, un gran aporte a la verdad y lo retransmito con la seguridad de que será bien recibido
ResponderEliminarM.Garcia Milla B.
un buen artículo, bastante esclarecedor en momentos en que las realidades ficticias y los falsos triunfos abundan en nuestro país..
ResponderEliminarEn un clima tan adulon y pusilanime hacia
ResponderEliminarel escritor de "la Tia julia" , es liberador
encontrar este BLOG con un comentario tan
agudo;contrario a "lo politicamente correcto".
Concuerdo en que el Mario pre 1971 fue el
merecedor del NOBEL. El Post Mario es el
intelectual comprometido con la ideologia
Neo-liberal tan promocianada por la Derecha Franquista del Partido Popular de Espana
Lúcido análisis, y muy informativo para mí.
ResponderEliminarRosa María Torres
Un análisis objetivo sobre MVLL, seria bueno complementar con la carta que dirige Aydee Santamaria, para ver el viraje hacia la derecha del nobel MVLL.
ResponderEliminarSe habla de involución. Sin embargo, y más allá de los méritos que Vargas Llosa pudo (o no) haber tenido para merecer el Nobel, pienso en la involución que todavía caracteriza a algunos grupos de personas al seguir pensando, delimitando y -a veces- polarizando al ser humano como si se estuviera obligado a escoger entre unas cuantas posibilidades: de izquierda o de derecha, conservador o liberal, socialista o capitalista, católico o ateo, del "Alianza" o de la "U", bueno o malo... la lista podría ser bastante más extensa.
ResponderEliminarYo vivo desde hace algunos años en el extranjero (¿eso me convierte en antinacionalista?) y podría deducirse lo fácil que sería para mí afirmar que el pensamiento occidental (¿desarrollado?) va más allá de estas cuestiones (¿simplistas?) y que por estos lares todo es paz, armonía y que Sociedad y Gobierno marchan en la misma dirección. Vaya utopía.
Ya estamos en el siglo XXI... pero el ser humano quiere ser pasional... siempre (aunque no lo desee)... y en todo.
Aunque no concuerdo absolutamente con eñ análisis...tengo que salvar a "Pantaleón y las visitadoras" de la "quema" aunque no sea más que por la decencia del protagonista, estoy totalmente de acuerdo con que el gran Vargas Llosa es el anterior al año 71 y acepto que parte de su grandeza, además de la excelencia de su forma literaria, está en la agudeza de su crítica de la realidad plítico-social peruana.
ResponderEliminarSiento un profundo aprecio por José María Arguedas. "Los ríos profundos" es uno de los relatos más bellos que he leído nunca. Todavía creo a veces escuchar el zimbayllú andino aunque viva junto al Cantábrico.La literatura cuando es excelente, se salta lo verosimil para anclar en lo verdadero y ¡vaya que nos damos cuenta!
Excelente artículo; ha sido un placer leerlo!!
Estimado Dante:
ResponderEliminarUn escritor de la talla de Mario Vargas Llosa tiene que saber asumir posiciones claras.Estamos a favor o en contra de las desigualdades sociales,de la mejora en el standard de vida, de los menos favorecidos.
Que es primero ¿ el interés general o el engrandecimiento de las cuentas bancarias de las trasnacionales ? reales manejadoras del poder político y económico en el mundo.
Muy agudo e histórico tu artículo, para que la prensa tradicional, aprenda siempre algo de cultura.
LUIS AQUIJE HERNÁNDEZ
Buena Cristobal, tu descubrimiento es totalmente novedoso, revolucionario y genial:
ResponderEliminar"Considero que Vargas Llosa debió ganar el Nobel en 1971. Había conseguido su máximo nivel de producción y contribuido a un cambio decisivo en la literatura latinoamericana".
dios!!, cómo es que nadie se había dado cuenta antes!! tan iluminado análisis merece otro nobel... el 2011 tu lo ganas, de hecho!.
Fuiiiira!!, repetición de lugares comunes y refritos que la crítica anti-vargasllosa repite hace mas de 30 años. Y por lo visto solo publicas los piropos que te escriben... Espero que al menos no haya censura.
En otras palabras, MVLl sería merecedor del Nobel sólo si hubiese continuado apoyando las causas de la izquierda. Me pregunto si el autor sería igual de crítico con las obras de MVLl "post-involución" si hubiese seguido en la senda socialista.
ResponderEliminarDejémonos de hipocresías, la obra de un autor debería ser calificada o premiada por sus propios méritos (estéticos, etc.), no por su "compromiso" con una causa determinada.
Es curioso (por decir lo menos) que el autor haga un parangón entre la negación de MVLl por seguir una temática determinada y la macabra figura de poner a los "negados" en una fosa común. Es igual de curioso que sólo se denuncien los crímenes de los militares (que deben ser castigados con todo el rigor de la ley), y no se haga explícita que esas tropelías fueron consecuencia de una guerra TERRORISTA Y CRIMINAL iniciada por una gavilla de fanáticos y psicopátas, quienes ASESINARON a muchísima gente y dejaron en este país una herida tan profunda.
Y por cierto, reivindicar el acto de mendigar la donación de un premio para una causa asesina como la de Guevara es no solo vergonzoso, sino abyecto.
CONCUERDO CON CHRITIAN, BAJO ESE CRITERIO, SÓLO LOS QUE APOYAN LAS CAUSAS DE IZQUIERDA SON MERCEDORES DE UN PREMIO, POR TANTO, MVLL DEBIÓ GANRLO HASTA 1971. ES INDUDABLE, QUE DESPUÉS DE LAS NOVELAS MENCIONADAS, EXISTE UNA MERMA EN SUS PRODUCCIONES, LO QUE NO QUITA DE MERITORIO QUE SIGA EN VIGENCIA. INDEPENDIENTEMENTE DE SU POSICIÓN POLÍTICA, SE DEBE VER AL ESCRITOR COMO TAL Y NO CAER EN, DESD MI PUNTO DE VISTA, EN LO MISMO QUE EL AUTOR DE ESTA NOTA ACUSA AL GANADOR DEL NOBEL DE ESTE AÑO, DE ESTAR CONDICIONADO BAJO LAS SOMBRAS DEL IMPERIALISMO, EN ESE SENTIDO DANTE ESTÁ CONDICIONADO BAJO LA SOMBRA DE UNA POSTURA IDEOLÓGICA CONTRARIA A MARIO VARGAS LLOSA. CREO SE DEBE VER MÁS ALLÁ DE LO QUE POSIBLEMENTE COMO SERES HUMANOS OPTAMOS, ESTE ES UN PREMIO LITERARIO, Y QUE ADEMÁS DE LA OBRA CARACTERIZA OTRAS INQUIETUDES (QUE POSIBLEMENTE NO SE PUEDEN VER D EMANERA CLARA DEBIDO A UNA POSICIÓN YA DISTINTA A LA DEL ESCRIOTR PREMIADO). DE ACUEDO EN LO QUE DICES POR EJEMPLO SOBRE LITUMA EN LOS ANDES, DONDE MVLL, PRÁCTICAMENTE EXPONE D EMANERA SOTERRADA UN DISCURSO PARTICULA SOBRE SU IDEA D ELA MODERNIDAD. SIN EMBARGO, VUELVO A REPETIR ESTO VA MÁS ALLÁ QUE SIMPLES OBJECIONES IDOLÓGICAS. NOS E TRATA DE QUE SI ESTÁS CONMIGO BIEN (LLÁMESE ROJO), POR DECIRLO DE LAGÚN MODO, Y SI NO ESTÁS CONMIGO, NO TE LO MERCES, LLÁMESE DERECHISTA, NEOLIBERAL Y DEMÁS YERBAS.
ResponderEliminarEs un artículo crítico que se defiende sólo ante toda esta franelería mediática.
ResponderEliminarComo verán los últimos comentaristas, sus comentarios han sido publicados y no son víctimas de "la censura implacable" del dueño del blog.
Desgraciadamente, para quien no le guste, siempre este mundo, tiende a encasillarnos en grupos determinados. No faltará quien diga: " yo no soy de ningún grupo, no me encasillo"... bueno, bienvenido al grupo de aquellos que no se encasillan.
Otra cosa, que es muy difícil desligar el arte que uno produce de su conciencia, de su compromiso social o posición ante su comunidad. No vivimos en un mundo eminentemente nihilista, no somos hongos ni islas así que siempre todo aquello que nos rodea se entrama en la expresión de nuestra existencia; quiero decir que la producción artística, en este caso literaria, es transversal a lo que afecta al artista (su situación socio-económica, su posición política, su ideología, entre otras cosas). No hay arte purista, no pueden haber purismos... el intentar ser purista es un absurdo, siempre se es afectado e inspirado por aquello que nos rodea.
Finalmente, la forma y el contenido son de igual importancia, no son elemntos que podamos aislar en un análisis. O sea, lo que se dice y cómo se dice importan igualmente. MVLL puede tener una técnica buena, pero importa también qué nos dice, por ejemplo, respecto a Arguedas. O cuando MVLL parece ser el Bartolomé Herrera del siglo XX, porque, al igual que este, indica que lo peor que hizo el Perú fue independizarse. Creo que eso también importa. A propósito, no olvidemos que MVLL renegó harto de nuestra patria al perder las elecciones, hizo un montaje digno del gran teatro del mundo para quitarse la nacionalidad peruana como si se tratara de una gran mácula en su vida. Hoy, dicen que él es el Perú... pregunto: ¿Alguien cree que MVLL escribe pensando en el Perú?¿ Creen que él tiene un afecto sincero a su patria?
Luego de tal historial, me parece que se trata de un afecto sospechoso en todo caso.
Felicitaciones por el artículo.
ResponderEliminarVengo siguiendo la obra de MVLL desde que tengo uso de razón. Salvo "La guerra del fin del mundo" no encuentro una novela del Nobel 2010 que merezca ser coonsiderada una pieza literaria. Lo que si se aprecia es un excepcional manejo de las técnicas lietrarias, lo que, me parece, la Academia Sueca ha tenido especial cuidado al momento de señalar la designación.
Si no es mucho pedir, recién empieza el Nobel, es peruano, y la tela está intacta. Es necesario un conversatorio, y que mejor iniciarlo con este artículo.
Esta parte me parece particularmente llamativa, referida a la negativa de MVLL a donar el dinero de su premio:
ResponderEliminar"El hasta entonces camarada y hermano de la Cuba revolucionaria, se niega a hacerlo, a pesar de que Aideé le promete la devolución del importe con tal de que su gesto enaltezca la campaña guerrillera del Che"
no será que el escritor no quiso prestarse a la farsa propuesta?... eso también critica pues, a los mentirosos monses
Mentiroso si ha sido este tío y bien monse. Mintió en lo de Uchurakay, le mintió a la tía Julia y ahora que leo "Lo que no dijo Varguitas" comparándolo con "La tía Julia y el escribidor" me doy cuenta que la ética también tendría que ver con la literatura(¡Gracias, querido Dante!) Y sobre el Che, no era farsa sino un arreglo entre gente de mucha confianza. Pero el que traiciona la confianza de sus amigos no solo es un desleal, sino un delator. Dante, compañero, tu artículo está excelente y les arde a los sobones y franeleros de última ahora. Un beso para ti, mi ex profe...(¿puedes limpiar un poco tu blog? con reaccionarios a la vista no dan muchas ganas de entrar)
ResponderEliminarSI PUES PROFE... LA CASA SE RESERVA EL DERECHO DE ADMISIÓN Y LA CASA TAMBIEN SE LIMPIA... ¿QUIEN FUE EL QUE LE DIJO QUE “POR ENVIDIA” USTED CRITICA A VARGAS LLOSA? ¡UN ANONIMO EN EL FACE! ¿SABE ESE WEON CUANTOS PREMIOS TIENE USTED, CUANTOS LIBROS?, ¿AH? … profe EL ARTICULO ESTA BIEN. PARA QUE DECIR MÁS. ESTA MUY BUENO, BUENO, BUENO… ¡Y YA LO VI PUBLICADO EN LA PRENSA! ¡YA COMPRÉ EL ÚLTIMO NÚMERO Y ESTÁ EN CONTRAPORTADA! LOS CHICOS LO HAN VENDIDO EN LA MARCHA POR LA DEFENSA DEL GAS HOY. ¡FELICITACIONES!
ResponderEliminarUna lectura que desintoxica de tanta basura neoliberal
ResponderEliminarfelicitaciones por el articulo
ResponderEliminarSi pues, hay peruanos que estan orgullosos por el señor Vargas LLosa, pero no sucede lo contrario, el Señor Vargas LLosa nunca sintiò ni sentira orgullo por los peruanos. Esto es una especie de amor torturado y torturante de amantes enajenados y aculturados solitarios con almas sin destino, cual aerolitos que apemas se parecen a las estrellas, pero tan pronto dejan de serlo absorbidos por una atmosfera de un planeta que no es satelite, donde las culturas, en verdad, existen y los hombres son grandes por sus diferencias que se han consolidado en la historia de los pueblos. La cultura andina es la madre de la historia, aqui nacio la civilización, de la paz, no de la guerra como en occidente
Una mediocre cátedra universitaria, producto de la retribución izquierdista y favores a la lucha armada de donde cobardemente se ocultaba en la literatura, seguramente él si dio su dinero a la causa del Che. Se viene a la memoria su segundo lugar en el Premio Copé 87.
ResponderEliminarMuchos lectores encontrarían al cuento ÑAKAY PACHA como un exponente de la sutil ideología terrorista hecha literatura, y muchos otros sentirían repulsión leyendo a Dante Castro Arrasco ensalzando las acciones terroristas.
Arguedas y su errada concepción andina, Vargas Llosa tiene razón, y esto solo pudo identificarse cuando se buscó políticas educativas literarias de inclusión social, que los PERUANOS no los indios o pobladores andinos descritos por Arguedas, tengan acceso a educación por sobre sus antecedentes culturales, mencionado antes por Gonzáles Prada. Los comunistas e izquierdistas dogmáticos y dictatoriales, denunciados por Vargas Llosa, pretenden ocultar las necesidades de los peruanos de la sierra solo para justificar su búsqueda de masas de choque para su causa, como en el caso de Bagua.
En literatura, Dante Castro Arrasco, poco puede reclamar en términos de verosimilitud, en su cuento ÑAKAY PACHA menciona: “...y un tercer
pelotón se disfrazó con pieles de llama para confundirse entre los rebaños de los santiaguinos.” de ser este el caso los personajes hubieran utilizado cueros de oveja, por ser mucho mas abundantes. En otro pasaje menciona: “. Todos los techos de paja ardieron como si fueran bosta de vaca”, equivocado, pues la bosta no arde igual que la paja, la paja seca se consume en fuego potente que dura poca, mientras que la bosta demora y no produce mucho fuego. Que falta de investigación hacia la verosimilitud literaria en un “escritor” que pretende ser dueño de la verdad en su concepto terrorista que pretende descalificar a alguien como Vargas Llosa.
Tal parece que a los escritorzuelos actuales les tiemblan las canillas ante esta empresa, ni siquiera osan criticar una palabra de Vargas, se fuman hasta sus pedos.
ResponderEliminarHe leìdo el aburrido panegírico que le dedica Alonso Cueto a su ìdolo literario y no tiene parangón con los artículos de Dante Castro o Rafael Inocente. En fin, era esperable lo de Cueto. Pero lo que dice el propio Miguel Gutièrrez, poniendo el dedo antes de que salte la pus del premio concedido Vargas Llosa si es inaceptable. Aún cuando Gutiérrez afirma que salvando distancias ideológicas, creo que la mentalidad crítica hacia la obra de Vargas ya fue. Si MVLl se preocupa en sus ficciones (por màs que sea acorde a sus principios) por el Perú, por el destino de todos los pueblos del mundo y por el futuro de la humanidad (Miguel Gutièrrez dixit)cómo diablos sería si no se preocupase por todo lo que a Gutiérrez también le inquieta.
¡Como cambian los tiempos!
r.v.g.
Sr. Castro, su examen es, en apariencia, decoroso hasta que trae a colación explicaciones que, bien analizadas, son ridículas: ¿Vargas Llosa se alejó de la Revolución cubana porque prefirió quedarse con el dinero del Rómulo Gallegos? ¿No le parece, Castro, que, quizá, en la casi media docena de viajes que Vargas Llosa realizó a la isla fue testigo de hechos que no se condecían con el espíritu revolucionario? ¿Le resulta, acaso, muy difícil entender que una sensibilidad como la del arequipeño no podía aceptar que una revolución que se hacía llamar tal redactase listas de libros prohibidos o que confinase a la población homosexual en campos de concentración? Y los dislates no concluyen: ¿qué es esa redundancia del «personal y subjetivo proceso de renuncia al socialismo»? ¿Y qué cree, Castro, que es la política, en el fondo, si no un fenómeno que, en última instancia, se resuelve en la subjetividad? Y las contradicciones no cesan: según su miope estudio, a Vargas Llosa se le acabó el talento más o menos a inicios de la década de los 70; o sea, fue un escritor brillante mientras era de izquierda. Esta conclusión es una estupidez más grande que su incapacidad lectora: por un lado, ya Vargas Llosa, antes de publicar «Conversación en La Catedral», tenía profundas dudas acerca de las virtudes del sistema cubano y de la izquierda en general; y por otro, a nuestro genial novelista aún le quedaban arrestos para obsequiarnos —aunque a su ego de periodista le duela— dos obras maestras más, que son «La guerra del fin del mundo» (su novela más hermosa) y «La fiesta del chivo». Al respecto, no dejan de ser hilarantes sus comentarios: «Continúa este ciclo [de lo trivial y mercantil] con “La guerra del fin del mundo” (1981) echando mano inescrupulosamente a las obras de Joao Guimaraes Rosas y Euclides Da Cunha, razón por la cual no fue bien recibida por los brasileños». Primero, ¿qué o quién le ha hecho creer que no se puede recurrir a las obras de otros creadores o que está prohibido rehacer las ideas de otros pensadores? Segundo, ¿la novela estaba dirigida a los brasileños o a todo lector medianamente perspicaz? Y tercero, ¿habrá leído Ud. en realidad la novela? En este punto, quiero confutar la convicción, tan tópica como inútil, en virtud de la cual es más importante (en la literatura y en todo el arte) el qué se dice o hace que el cómo se dijo o hizo, porque no hay mentira más atroz: el escritor de talento siempre llega al veredicto de que no hay nada más vital para su obra que el hallazgo de la forma. Y siendo aun más audaz: se puede ser un completo malnacido y al mismo tiempo un prodigio de la literatura. ¿Un ejemplo? César Vallejo, que corregía sin cesar sus extraordinarios poemas, ya que tenía claro que, sin pulirlos, jamás alcanzaría sus expectativas de expresión. Y lo maravilloso de los versos vallejeanos es que podemos leerlos desde muchas perspectivas (no sólo la de la ideología marxista) y jamás nos defraudan, a pesar de los rumores que corren acerca de que el hijo de Santiago de Chuco hizo abortar más de una vez a la abnegada Georgette. Voy a transigir en un punto con Ud., ya que es innegable, y es que muchas de las obras vargasllosianas posteriores a «La guerra del fin del mundo» son no sólo menores, sino incluso deplorables. Pero no es motivo para escandalizarse ni para buscar causas descabelladas, Sr. Dante Castro: eso les ocurre a todos los escritores geniales, sean de derecha o de izquierda, pues llega el tiempo del natural declive o de la falta de concentración o de los errores propios de la especie. ¿Es que a Ud. nunca le ha pasado? Por favor, si hasta el propio García Márquez lo sabe. Y ya no se empeñe en sostener la necedad de que esa nebulosa a la que llaman fondo debe regir los destinos del quehacer artístico.
ResponderEliminarCoincido en muchas cosas de lo escrito en este articulo pero en otras no ,en lo absoluto .No me parece que minimices obras que si bien no son mayores son igual de significativas literariamente ,como por ejemplo la historia de mayta y no lo dijo solo yo.Tendrias que leer "el principio del apocalipsis " de Bolaños donde escribe sobre esta obra.Ademas hay obras sumamente buenas como "el paraiso en la otra esquina ",travesuras de la niña mala"y "el sueño del celta"y sobre todo "la civilizacion del espectaculo" que no solo lo califica como gran literato sino sobre todo como gran intelectual.PARECE QUE LOS DEMONIOS LOS TIENES TU
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