sábado, 8 de julio de 2017

LA HIPOCRESÍA ANTIFUJIMORISTA


El indulto es un insulto para todo ser pensante, consciente de nuestra realidad y que sabe evaluar las consecuencias que trajo la dictadura de Fujimori y Montesinos. Ayer fuimos a una marcha contra el indulto del exdictador, hoy preso por delitos de lesa humanidad. Pero no salimos contentos. Nos falta y mucho para articular una seria oposición que convoque no solamente a los miles de movilizables sino a las multitudes que ayer no se movilizaron.

La dictadura fujimorista fue el resultado de una estrategia contrasubversiva y el mejor pretexto-contexto para la aplicación del modelo neoliberal. Bajo la más precaria democracia, era imposible aplicarlo. Bajo un estado de derecho, era difícil arrasar precisamente con esos derechos que pulverizó el neoliberalismo. Una vez recuperado el estado de derecho, los siguientes gobernantes y la “clase política” continuó con el modelo instaurado sin modificaciones. Solo cambió el rostro. Y el rostro del japonesito sonriente sigue seduciendo a un amplio público de los estratos más deprimidos.


AUGE Y POPULARIDAD DEL DICTADOR


El autogolpe fue saludado con vítores y aplausos a nivel nacional e internacional. No hubo medida más popular que la disolución de las dos cámaras parlamentarias. La mayoría de peruanos odiaba a los diputados y senadores de todas las bancadas. Repudiaba a los partidos y a “los políticos” en general. El fuji-shock económico fue celebrado como una revolucionaria vuelta a la realidad para que las cifras se tiñan de azul y la economía peruana ponga los pies sobre la tierra. Las capturas de líderes terroristas, los juicios sumarios por jueces encapuchados, las leyes de arrepentimiento y colaboración eficaz, la deserción y la delación oficializadas, hizo poner de pie a un público mayoritario que aplaudió hasta enrojecerse las manos. La fingida persecución y promesa de enjuiciamiento del ladrón y asesino Alan García, ganó más aplausos. Por fin alguien ponía orden, eso decían. Por fin el Perú alcanzaba la tan ansiada gobernabilidad.


EL OCASO DE UN DICTADOR


Fujimori no fue el genio del mal sino el instrumento de aquellos que no están presos en la DIROES y se beneficiaron bajo el manto protector del totalitarismo. La gran burguesía intermediaria, la burguesía industrial-financiera y hasta la burguesía nacional, hicieron a Fujimori dictador. Los militares que habían perfeccionado los mecanismos de la estrategia contrasubversiva, hicieron a Fujimori. Tuvieron “su” presidente a la medida de sus intereses. Amplios estratos populares también reconocieron al “chino” como su líder. Los que perdieron sus puestos de trabajo, aprendieron a generar su propio empleo, a emprender el pequeño negocio. Y los que tenían un pequeño negocio, acrecentaron sus ganancias. Nadie habla de los maestros, de las enfermeras, de los trabajadores: esos fueron (hasta hoy) invisibilizados y el amplio público fue imbecilizado (hasta hoy) por el hábil manejo de la prensa amarilla y la TV basura.

En el plano internacional, la dictadura fujimorista gozó de la confianza del imperialismo norteamericano quien competía con los grandes capitales asiáticos que vieron al Perú como tierra prometida. Acabar con la subversión comunista en el patio trasero del imperialismo yanqui, no era poca cosa. Reincorporar al Perú en la economía mundial, tampoco. Fortalecer el capitalismo, crear un ambiente favorable para las inversiones inescrupulosas, eso hizo el “chino”. EEUU le quita el aval a Fujimori y Montesinos cuando ambos dejan entrever sus grandes negociados independientes con el narcotráfico y con las FARC colombianas. El japonés como elemento de tránsito, sí, dijeron. El japonés como perpetuo zar de un narcogobierno, no. Y financiaron su caída.


LA OPOSICIÓN FALAZ


Ayer hubo una marcha contra el indulto a Fujimori. Marcha multitudinaria y mitin de media plaza San Martín. ¿Qué les pasa, peruanitos? Era la mejor oportunidad de demostrar el repudio popular a la fatal herencia del fujimorismo en la economía, en la corrupción del estado, etc. Hubo más presencia de la clase media ilustrada, intelectuales, estudiantes, políticos, militantes de partidos. No le pido milagros a la CGTP ni al SUTEP porque ya está visto que no hacen los esfuerzos necesarios como anteayer en la historia cuando convocaban a grandes movilizaciones.

Carecen de autoridad moral para luchar contra el fujimorismo aquellos que han gobernado al Perú con la misma Constitución, la misma legislación y la misma estrategia contra el pueblo que perfeccionó el dictador. Nunca olvidaremos a Alejandro Toledo en su campaña presidencial del 2011 gritando ante cámaras: “No vamos a cambiar la Constitución”. Ese era su grito de guerra, compartido por todos los demás candidatos representantes de la clase empresarial. Cuatro gobiernos subsiguientes han heredado la máquina de oprimir al pueblo diseñada por el fujimontesinismo. De modo que Toledo, Alan García, Humala y el actual PPK, fueron y son el continuismo de la dictadura cívico-militar de Fujimori y Montesinos.


VOTARON POR PPK, VOTARON POR FUJIMORI


Carece de autoridad, también, la clase caviar que llamó a votar por el “mal menor” en estas últimas elecciones. Votaron dizque contra Keiko Fujimori. Pero votaban por quien había prometido el indulto al dictador en dos campañas electorales. Por quien había saludado los logros económicos de Alberto Fujimori. Marisa Glave dijo que si no lo hacíamos íbamos a tener un narcoestado. Le dije: ya tenemos un narcoestado desde la dictadura militar 75-80. ¿En qué galaxia vive esta fracción semi-ilustrada de la clase dominante? 

Votaron por un espacio previo al fatal e irrefrenable cogobierno PPKeiko, lapso donde podían poner ministros, viceministros, asesores y ganar onerosas consultorías. Votaron por sus intereses y los de la embajada gringa. Sigue el camino del dinero y llegarás a la verdad, decía El Padrino, de Mario Puzo. EEUU y sus fundaciones financian proyectos de gobernabilidad, defensa ambiental, género, etc. ¿Y cuáles son sus banderas para limitar a la izquierda? Esas mismas: gobernabilidad, defensa ambiental y género. Trabajadores no, ¿eh?... para eso no mandan plata del norte… Por tales razones la “izquierda” caviar está contra el gobierno de Maduro y va con Capriles y Leopoldo López.

Ahora su presidente, el ciudadano yanqui, quiere indultar al genocida y ladrón Alberto Fujimori. ¿De qué se sorprenden? Pedro Pablo lo prometió y ustedes llamaron a votar por él dizque para que no tenga todo el poder el fujimorismo. Suena ridículo, ¿eh? Y a pesar de sus votos por PPK, el fujimorismo conquistó mayoría parlamentaria. Ningún presidente puede gobernar con un parlamento hostil. Por lo tanto, el anunciado cogobierno está a la vista,  aproximándose.


QUÉ HACER



Hoy el apoliticismo de grandes sectores del pueblo opera a favor del indulto y del retorno del tirano. Para construir una oposición sólida y popular, tenemos que ganar el corazón y la conciencia de las muchedumbres. No lo haremos sin una previa autocrítica y rectificación de quienes han confundido sus intereses particulares con los intereses de la clase trabajadora. La lucha contra el cogobierno exige una radicalidad y consecuencia que no se puede asumir con los paños tibios del reformismo. No lo haremos sin una estrategia de poder, mientras sigan persistiendo en desmelenarse por una táctica electoral, para unas elecciones que ya perdieron. Una izquierda que confunde sus causas con las causas del pueblo, pretende crecer de espaldas al pueblo y contra el pueblo. Mientras la derecha tiene todo el poder de los medios de comunicación, la izquierda no tiene un diario, no tiene un canal de TV, no tiene una o varias emisoras radiales. Digo yo y con conocimiento del tema: pudiéndolos tener, materialmente, no los tiene. Pudiendo tener una estrategia de poder, no la tiene. La derecha está más dividida que la izquierda, pero ellos no necesitan la unidad porque ya tienen el poder. La unidad que debe plantearse la izquierda es de carácter estratégico, sin las componendas vergonzantes ni el espectáculo patético electorero que están causando el rechazo de los trabajadores.