jueves, 15 de abril de 2010

Un libro sobre el fin del fundamentalismo gonzalista

El gonzalismo en cuestión
EL PEZ FUERA DEL AGUA

Ayer 14 de abril fue la presentación del libro "El pez fuera" del agua de Eduardo Ibarra. El texto establece una polémica con el Pensamiento Gonzalo, la línea del líder del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL) Abimael Guzmán Reynoso (a) Camarada Gonzalo.

Sacrificios al margen, heroicidades de lado, la polémica con el senderismo tiene que darse en términos ideológicos, desapasionados y científicos. En síntesis, tiene que ocurrir esa polémica en los términos y usos del marxismo. No debería generar conductas airadas por parte de los cultivadores del mito, pues la mitología es ajena a todo pensamiento científico, así Mariátegui haya elogiado al mito. Defender mitológicamente a Gonzalo, es confirmar el carácter metafísico del gonzalismo y su ajenidad con el marxismo.

Los marxistas pueden enfrentar y soportar la contrastación de sus ideas con la cruda realidad. Los gonzalistas -está demostrado- no pueden sostener la polémica en el plano estrictamente ideológico sin recurrir a la descalificación personal del oponente. Lo cierto es que el PCP-SL actualmente tiene partidarios y simpatizantes en distintas fracciones (Acuerdo de paz, Proseguir, etc.)que alboroten y alteren auditorios, pero no tiene polemistas. Los abogados Crespo y Fajardo pueden ser defensores de una persona (Gonzalo)o propagandistas de la "amnistía para todos" (claudicación extrema), pero no son los mejores apologistas de su propia línea política. El PCP-SL no tiene ideólogos, porque el único ideólogo está preso. Bien dice el comunista yugoslavo Milovan D'jilas: una revolución sin intelectuales revolucionarios está destinada al fracaso.

Los errores de Gonzalo en la teoría revolucionaria, llevaron al PCP-SL a su máximo aislamiento y a la derrota estratégica. Uno de ellos fue su concepción no marxista del Frente Único, lo que condenó al PCP-SL a no contar con aliados tácticos, estratégicos ni coyunturales. En plenos años 80 podíamos suponer que Gonzalo opinaba: "Los que no están con nosotros están contra nosotros", porque acabó decretando la pena de muerte a todas las izquierdas: "barrer de la faz de la tierra al revisionismo". La mayor cantidad de alcaldes asesinados por el PCP-SL pertenecían a las filas de Izquierda Unida; asimismo cobraron víctimas en dirigentes sindicales, líderes magisteriales, cuadros campesinos y estudiantiles. Los que no estaban con el PCP-SL estaban en "la otra colina", o sea, eran reaccionarios, enemigos de la revolución, soplones, etc. A la pregunta: ¿con quién hizo frente el PCP-SL?, le respondemos: con nadie. Y recordemos lo que escribió Lenin en 1923: jamás los revolucionarios hacen solos la revolución; jamás la pueden hacer sin alianzas con los sectores no-comunistas.

La caracterización de la sociedad es básica para trazar el carácter de la revolución, su estrategia y táctica. En este aspecto, el PCP-SL empieza equivocando el análisis de la sociedad peruana y calificándola de "semifeudal". Esto lo hicieron para forzar la aplicabilidad del esquema: si la sociedad es semifeudal, corresponde una revolución democrática. Si la sociedad es semifeudal y corresponde una revolución democrática, se debe hacer la guerra popular del campo a la ciudad. Esto se hizo así, porque lo más importante era el cumplimiento de la línea, por encima de las condiciones concretas del país. Y sucede así por el apriorismo metafísico del camarada Gonzalo.

El carácter metafísico del gonzalismo deriva de sus errores en la dialéctica materialista. Reducir las leyes del materialismo dialéctico a una sola -la ley de unidad y lucha de contrarios- y culpar a Mao Tse Tung de ello, es obra de Gonzalo. La no observancia o aplicabilidad de las otras dos leyes, condujo al PCP-SL a quemar etapas en cuanto a la maduración de las condiciones objetivas para la revolución. Lo que más le importó al PCP-SL fueron las condiciones subjetivas. Igualmente, en cuanto a la unidad y lucha de contrarios, no entendieron los gonzalistas la diferencia entre contradicciones en el seno del pueblo y contradicciones antagónicas: eso los llevó a la matanza de campesinos andinos e indígenas amazónicos (caso Asháninkas). Filosóficamente, Gonzalo emprende el conocimiento del materialismo dialéctico lastrado por otras corrientes filosóficas no-marxistas que se van a evidenciar en sus desviaciones ideológicas.

Y son las desviaciones ideológicas de Gonzalo las que conducen al PCP-SL a una estrepitosa y catatrófica derrota. No fueron culpables de ello sus militantes que sacrificaban la vida por su causa, sino el jefe máximo que nunca se sacrificó, que conducía la revolución desde la comodidad de los barrios residenciales y que a la hora de ser capturado no dio el ejemplo que sí exigía de sus cuadros. La cuota de sangre, el "buscar la bala" que te mate, el ofrendar la vida por el partido, era exigible para los combatientes: para el jefe, no.

El PCP-SL pasará a la historia y se le recordará por ser la única organización alzada en armas que, habiendo llegado al equilibrio estratégico, suspendió la guerra porque fue capturado su líder. Y este líder pasará a la memoria colectiva por los videos que se exhibieron en TV sobre su increíble pacífica captura. Alguien a quien se llama "la cuarta espada del marxismo", artificialmente comparable en estatura a Marx, Engels, Lenin y Mao, se entregó sin combatir, cayó sin guardia personal y sin las más mínimas medidas de seguridad. Después de un vergonzante "acuerdo de paz" que suspendía la guerra para salvar su vida, el pedido de "amnistía para todos" se ha convertido en pervertida súplica que iguala a los combatientes revolucionarios encarcelados con los genocidas, militares y policías culpables de violación a los derechos humanos.

El autor de "El pez fuera del agua" se ha adelantado a mi retrasada publicación. Tengo un libro por lanzar sobre el mismo tema y es un resumen de mi polémica con el fundamentalismo gonzalista. Al participar en la mesa de presentación, he podido anunciarlo y también reiterar a los prosélitos de la fe, feligreses de la religión gonzalista, que siempre estoy dispuesto a polemizar sin límite de horario, hasta las últimas interrogantes.

3 comentarios:

  1. No queda claro si lo que narras es tu propia visión o la del autor de "El pez fuera del agua".

    ResponderEliminar
  2. Partimos de ópticas similares aunque no idénticas, Eduardo.

    ResponderEliminar
  3. ¿Hubo equilibrio estratégico? Mi impresión es que no.

    ResponderEliminar